EL DÍA, domingo, 22 de marzo de 2015 p1 PINTANDO LA MAGIA, una interesante visita a la misteriosa casa museo del pintor Antonio Padrón, en Gáldar. 6/7 del domingo revista semanal de EL DÍA RECUERDOS DEL PASADO GRANDES TRAGEDIAS NAVALES El vapor “PRINCIPESSA MAFALDA” (1927) Texto: Manuel Marrero Álvarez (exdelegado de la Compañía Trasatlántica Española en Canarias) E l vapor “Principessa Mafalda”, construido en 1908 en los astilleros de la Societá Esercizio Bacini, de Riva Trigoso, en Italia, fue uno de los grandes buques de su tiempo y también de los más suntuosos y rápidos en la ruta Italia-Argentina. Era un majestuoso trasatlántico de dos chimeneas, dos mástiles y 9.210 toneladas de registro bruto, perteneciente a la Compañía de Navigazione Generale Italiana y, a la vez, orgullo de la marina mercante de su país. Medía 148 metros de eslora y 17 metros de manga y su sistema de propulsión estaba compuesto de dos motores a vapor de triple expansión, conectados a dos hélices que le permitían desarrollar una velocidad máxima de 18 nudos. Su puerto de matrícula era Génova y tenía capacidad para transportar 1.710 pasajeros, con una dotación de 290 tripulantes. Estaba considerado uno de los mejores trasatlánticos y más confortables en la Línea del Plata y cubría el itinerario, Génova, Barcelona, Rio de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires. Se trataba de un vapor de gran lujo con nombre principesco y justificaba ser uno de los más veloces de su tiempo, realizando el citado itinerario en solo 14 días, todo un récord en aquella época, por lo cual, desde su aparición, se convirtió en el preferido de los artistas y familias acaudaladas sudamericanas que viajaban a Europa. De hecho, un año antes de esta última salida, el cantante y más grande representante del género en la historia del tango, Carlos Gardel, y sus guitarristas eligieron este barco para viajar de Buenos Aires a Barcelona. El barco tuvo el honor de llevar el nombre de la princesa italiana Mafalda de Saboya, nacida en Roma el 19 de noviembre de 1902, segunda hija de los reyes de Italia Víctor Manuel III y Elena de Montenegro. Con 22 años se casa con el príncipe alemán Felipe de Hesse-Kassel, sobrino del Káiser Guillermo II de Alemania, de cuyo matrimonio nacieron cuatro hijos. Se distinguía por su elegancia, belleza y gran coraje, pero en 1943, con la caída de Benito Mussolini, encarcelado por su padre, el rey Víctor Manuel III, la vida de la princesa iba a cambiar radicalmente. Hitler pone en marcha la caza de la familia real italiana y la princesa Mafalda, con apenas 39 años, es hecha prisionera y confinada en el campo de concentración nazi de Buchenwald, en Turingia. Estuvo encarcelada hasta el 24 de agosto de 1944, en que el campo fue bombardeado por aviones aliados, resultando gravemente herida y falleciendo días más tarde. Fue enterrada en el cementerio de Weimar como mujer desconocida y posteriormente sus restos serían trasladados al mausoleo familiar, en el castillo de Kronberg, en Hesse, Alemania. Antes, el año 1927 fue para la joven princesa Mafalda una época de tremendos contrastes, ya que a los momentos felices y de gran alegría que supuso el nacimiento de su segundo hijo, Heinrich, siguió la enorme desgracia del naufragio del esbelto trasatlántico que honraba su nombre y en el que perecieron cerca de cuatrocientas personas. La vida del vapor “Principessa Mafalda” transcurrió durante los 18 años de su existencia con toda normalidad, aunque los adelantos técnicos que llegaban a la industria naval dejaron al buque en su segunda década mostrando síntomas de inferioridad con relación a sus modernos competidores, motivo por el cual sus armadores anunciaron que sería retirado Vapor “Principessa Mafalda”, maniobrando en el puerto de Génova y la propia princesa Mafalda de Saboya (1902-1944). Fotos: archivo Wkimedia y Wordpress. del servicio al cumplir los veinte años. Sin embargo, cuando faltaban dos, sus calderas sufrían constantes averías y ello daba origen a que se presintiera un rápido final, por lo cual se comentaba que con este viaje, que hacía el número noventa de su historia, el buque pasaría al desguace. Desde hacía tres años estaba al mando de la nave el prestigioso capitán Simón Guli, de 55 años de edad, que llevaba 30 de servicio en la Navigazione Generale y era hombre de absoluta confianza para la compañía. En el puerto de Génova supervisa personalmente los últimos detalles para la inminente travesía, cuya salida estaba prevista para el 11 de octubre de 1927 a mediodía, aunque previamente intentaría por todos los medios convencer a los armadores del riesgo que suponía salir de viaje en tales condiciones, prevaleciendo finalmente la decisión de los responsables de la naviera. En la sala de máquinas, numerosos técnicos se afanaban por poner en condiciones de navegabilidad al buque, pero las dificultades continúaban y el retraso comenzaba a preocupar a los pasajeros, algunos de los cuales, con billete de primera clase, pidieron ser transferidos al “Giulio Cesare”, que estaba a punto de zarpar con el mismo destino. Miembros de la tripulación hacían correr el rumor de que la compañía podía suspender el viaje debido a las dudas que ofrecía el sistema propulsor de la nave, aunque finalmente, a las seis de la tarde, comenzó a desembarcar la legión de operarios que trabajaban en la reparación, para acto seguido llamar a Prácticos, soltar amarras y el barco hacerse a la mar. En el puerto genovés embarcaron 973 pasajeros que, unidos a los 288 tripulantes, hacían un total de 1.261 personas a bordo. El siguiente puerto de escala era Barcelona, al que llegaron con algún retraso debido a las dificultades en la navegación, motivadas, entre otras razones técnicas, por las intensas y anormales vibraciones que permanentemente producía el barco. En este puerto permaneció atracado durante 24 horas, tratando de solucionar el problema y reparar una bomba de agua que se había averiado en la corta travesía mediterránea. Al parecer, todo se arregló pero los contratiempos no acabaron. El viaje debía continuar porque así lo habían decidido sus armadores y todavía quedaba la salida del mar Mediterráneo y la gran aventura del cruce del Atlántico, que según el itinerario previsto sería Rio de Janeiro la siguiente escala, aunque prácticamente toda la tripulación y gran parte del pasaje veían como un tremendo riesgo continuar la travesía con las calderas en tales p2 domingo, 22 de marzo de 2015, EL DÍA EN PORTADA condiciones, ya que persistían las fuertes vibraciones y la navegación irregular. Las preocupaciones por tales anomalías se confirmaron antes de la llegada del buque al Estrecho de Gibraltar, al pararse súbitamente la máquina de babor. Como consecuencia de ello, el capitán Guli ordena detener la nave e intentar una reparación de urgencia con miembros de la tripulación. Después de más de seis horas de trabajo, con el barco a la deriva, los arreglos no fueron posibles y el “Principessa Mafalda” se ve obligado a reanudar su periplo con solo la máquina de estribor, navegando a velocidad reducida y con ligera escora a babor. Se dirige al puerto de San Vicente, en las islas portuguesas de Cabo Verde, como escala imprevista, con el fin de reparar las averías y poder proseguir su cruce del Atlántico. Remendado el problema en la sala de máquinas, el buque prosigue su viaje trasatlántico hacia lo que se veía venir: convertir en odisea y en viaje sin retorno lo que empezó en el puerto de Génova como la última singladura de la nave que una década atrás era considerada la más lujosa, confortable y rápida de las navieras italianas cubriendo la Línea del Plata. Al poco tiempo se observa que las vibraciones van en aumento y ahora es prácticamente toda la estructura de la nave la que sufre las consecuencias de las trepidaciones que convierten la vida a bordo en insoportable. Como consecuencia de ello, se habló de un conato de motín que finalmente no prosperó y también que el capitán Simón Guli pasaba prácticamente todo el tiempo en el puente de mando, deseando ver cuanto antes las costas de Brasil. Al atardecer del 25 de octubre de 1927 el “Principessa Mafalda” divisa las ansiadas costas brasileñas, que corresponden al archipiélago de Abrolhos, a 80 kilómetros de Caravelos, en el Estado de Bahía, y como el tiempo era espléndido, con cielo despejado y mar en calma, el capitán decide, con el asesoramiento de su jefe de máquinas, aumentar la velocidad del buque con el fin de recuperar parte de lo perdido y reducir la demora de llegada a Rio de Janeiro. Tal vez, esta subida de presión en sus frágiles y enfermas calderas y el consecuente mayor desarrollo y esfuerzo de sus ejes de cola llevaron al barco a la muerte, ya que instantes después, exactamente a las 19.00 horas, un extraño y fuerte golpe sacudía el barco y quedaba bruscamente parado. El jefe de máquinas informó al capitán de que el árbol del sistema propulsor de babor se había desprendido cuando giraba a 93 revoluciones por minuto y que las palas de la hélice, que continuaban su irregular y loco movimiento giratorio, impactaron con el casco, abriendo un enorme boquete en popa, por donde entraba gran cantidad de agua. Se intentó taponar el hueco con planchas de acero, cemento y material necesario, pero todo fue inútil y la inundación de la sala de máquinas y resto del buque se produjo de forma inmediata. El “Principessa Mafalda” hace su entrada en el puerto de Barcelona. Archivo Histamar. Embarque de pasajeros en Buenos Aires. Archivo Wikimedia. El “Principessa Mafalda” estaba perdido y el capitán Simón Guli ordenaba lanzar un SOS y abandonar el barco. El hundimiento era inminente y comenzaba a sumergirse lentamente de popa, escorándose a babor con rapidez, en medio de ruidos estruendosos. Cuando esto ocurre, aparece el terrible y temido “sálvese quien pueda”, originado por los más de 800 emigrantes de diferentes nacionalidades, pero en su mayoría italianos, que viajaban en tercera clase y que normalmente eran los últimos en acceder a la cubierta de salvamento. Corren despavoridos en busca de los botes salvavidas, algunos de cuyos medios se hallaban en condiciones lamentables de conservación, abalanzándose atropelladamente y sobrecargando las frágiles embarcaciones que se despedazan al tocar el agua. El pánico se hace incontenible y la lucha por alcanzar uno de los bote salvadores es titánica. Lo triste, lo deplorable es que también muchos de estos luchadores eran subalternos de la tripulación que disputaban a los pasajeros un lugar para ponerse a salvo. Las víctimas propiciatorias eran las indefensas madres con sus hijos y las personas mayores, que, desgraciadamente, pasarían a engrosar la lista de fallecidos. Por ello, siempre se dijo que este naufragio fue más dramático que el del “Titanic”, por la crueldad del salvamento, por la indisciplina y cobardía de gran parte de los tripulantes. No, al parecer no hubo muchos actos heroicos en este desgraciado naufragio por parte de los miembros de la tripulación y al margen del ejemplar comportamiento de su capitán, Simón Guli, que no debía abandonar su puesto, porque quedaban cerca de 400 personas a bordo. Solamente los dos telegrafistas, Luigi Reschia y Francesco Boldrachi, que acompañaron al capitán en el cumplimiento de su deber hasta el último instante y que se hundieron con el buque. No se menciona a nadie más de los enrolados que hiciera valer lo de que “un tripulante está al servicio de la nave y de las personas que hubieran en ella”, así como también “que cada uno tiene que saber lo que debe hacer en estos casos y facilitar la evacuación de los pasajeros”. En este buque, lamentablemente, no funcionó aquello de “mujeres y niños primero”, porque el caos y el miedo antepuso el “sálvese quien pueda”. En tanto, el capitán Guli, marino de alta escuela, permanecía en el puente de mando intentando transmitir la mayor serenidad, dirigiendo los trabajos de salvamento en aquel terrible caos de miedo y desesperación, mientras su mirada se perdía en el horizonte tratando de vislumbrar la llegada de algún buque de auxilio. Por suerte, al poco tiempo, apareció el primero de ellos, a toda máquina, que correspondía al “Alhena”, un carguero de bandera holandesa, y 4.930 toneladas, con una tripulación de 47 hombres y capacidad para 12 pasajeros en primera clase, que se encontraba a solo 15 millas de distancia. Su capitán y todos los miembros de la tripulación tuvieron un comportamiento ejemplar, sobrehumano y heroico, salvando a cientos de náufragos que luchaban en el mar deses- peradamente por mantenerse a flote, en una noche tenebrosa y con carencia total de luna. Fue realmente milagroso que el “Alhena” estuviera tan cerca, porque gracias a él se salvaron cientos de personas y fue también el faro que iluminó las vidas de los supervivientes, porque no paró un solo instante de moverse, recogiendo del agua a numerosos náufragos y pasando lo más cerca posible del barco que se hundía, con el riesgo de la oscuridad de la noche, para salvar a gran cantidad de niños que permanecían en la cubierta bajo la protección de sus madres. Asimismo, se convirtió en el centro de operaciones, donde el capitán Smoolenaars desde el puente de mando, coordinaba con todos los barcos que navegaban a la zona el lugar exacto del naufragio y el plan de rescate, toda vez que el “Mafalda” había dejado de emitir sus mensajes de socorro por falta de energía eléctrica y se hundía rápidamente. Los barcos que primero captaron el SOS y llegaron al lugar del siniestro fueron el mencionado carguero holandés “Alhena” y el inglés “Empire Star”. Más tarde, los franceses “Formose” y “Mosella” y también el inglés “Rosetti”. Afortunadamente y gracias a la rápida intervención de los mismos, en especial del primero, la catástrofe no fue de mayores proporciones, ya que los medios de salvamento de que disponía el buque siniestrado, al margen de que no estaban en óptimas condiciones, eran insuficientes. Por ello, y en vista de tales desgracias, cientos de personas se lanzaron al mar y fueron recogidas por los buques que iban llegando a la zona del naufragio. Pero comentaba el capitán del “Alhena” que veía con horror cómo en la mayoría de los botes salvavidas del vapor que se estaba hundiendo, cuando llegaban a los citados buques salvadores, los marineros soltaban los remos y trepaban a la cubierta para ponerse a salvo, en lugar de regresar en busca de más náufragos. Allí quedaban los botes vacíos é inútiles, meciéndose sobre las olas, mientras cientos de personas quedaban condenadas en el buque siniestrado. Todo lo contrario a la actuación de las tripulaciones de los barcos rescatadores, y en especial del 4º oficial de “Alhena”, Raadsen, que cuando regresó a su barco después de haber puesto a salvo a centenares de náufragos con el bote salvavidas que llevaba a su cargo y estando ya el “Principessa Mafalda” desaparecido de la superficie, pidió autorización al capitán Henricus Smoolenaars para dar otra vuelta con el bote, a fin de comprobar que no quedaban más supervivientes en el agua. Poco tiempo después, regresó a bordo con otro náufrago de edad avanzada, el cual se reencontró en el vapor holandés con su esposa, a la que creía muerta. Sobre las veinte horas, el sistema eléctrico dejó de funcionar y el “Principessa Mafalda” quedó en tinieblas, apoderándose de la nave la más completa oscuridad. Aún quedaban a bordo cientos de personas que no habían podido abandonar el barco, debido a la comen- p3 EL DÍA, domingo, 22 de marzo de 2015 EN PORTADA tada escasez de medios, mientras que en el mar, numerosas víctimas luchaban por su salvación entre restos del naufragio y cadáveres que flotaban por docenas, y en las entrañas del barco, según testigos, el jefe de máquinas se quitaba la vida de un tiro en la sien. Poco más tarde, el capitán Simón Gulli presintiendo el final de su buque, y haciendo valer el mito de que un buen capitán se hunde con su barco, lanzó un “viva Italia”, oyéndose seguidamente una fuerte explosión de las calderas y la otrora princesa de los océanos, envuelta en una blanca humareda, se hundió de popa apuntando su proa al cielo y llevándose consigo a su celoso capitán, que hizo sonar un silbato en señal de despedida mientras saludaba con su gorra blanca en la mano derecha y pronunciaba sus últimas palabras, “adiós y gracias”, antes de que el buque desapareciera bajo las aguas para reposar en el fondo del océano, a 1.400 metros de profundidad, cerca de las islas Abrolhos, a tan solo 10 kilómetros de la costa brasileña. El número de personas que viajaban a bordo ascendía a 1.261 entre pasajeros y miembros de la tripulación. Finalmente, se supo que el “Alhena” rescató a 536 supervivientes; el “Empire Star”, a 180; el “Formose” 110; el “Mosella” 22 y el “Rosetti” 27. En total, 875 personas salvadas entre pasajeros y tripulantes. Por contra, los fallecidos ascendieron a 386, de los cuales 279 eran pasajeros y 107 tripulantes, la mayoría de ellos hundidos con el barco y tragados por la mar. La desaparición del “Principessa Mafalda” fue considerada una de las tragedias navales que más conmovió al mundo, principalmente porque se produjo en época de paz y por las circunstancias que influyeron en su incomprensible naufragio. El barco no fue abordado por buque alguno; ni chocó contra arrecifes ni icebergs; ni se vio inmerso en conflictos bélicos. Tampoco la climatología influyó para nada en sus desgracias y todo quedó reducido a su deficiente atención y a la mala suerte. Se veía venir y por ello, igual que le ocurriera a la bella princesa Mafalda de Saboya, se podría decir aquí aquello de que “entre todos la mataron y ella sola se murió”. Con motivo del hundimiento del “Titanic”, 15 años antes, que conmovió no solo a la opinión del mundo entero, sino también a los medios técnicos-marítimos, debido al elevado número de fallecidos en el naufragio, los errores cometidos y el prestigio de la nave y sus constructores, se llevaron a cabo importantes mejoras en la seguridad marítima y se creó el Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar, cuyos puntos principales se centraban en los graves problemas que concurrieron en la pérdida del trasatlántico “Titanic”, como eran la disposición y tipo de los compartimentos estancos; lo relacionado con los botes y demás medios de salvamento, y tercero, los sistemas de detección de icebergs, especialmente en la derrota del Atlántico Norte. Asimismo, Capitán Simon Guli. Foto Histamar. El famoso vapor se hunde, mientras salen los botes con los supervivientes. Archivo Histamar. se acordó poner mayor énfasis en la obligación de todo capitán de un buque que se encuentre navegando y reciba un mensaje indicando que otro barco se halla en peligro de acudir a toda máquina en su auxilio, informando, a ser posible, de que así lo hace. Y como todo gran barco que se precie, el “Principessa Mafalda” tuvo a su nave gemela en el “Principessa Jolanda”, aunque la vida de este majestuoso vapor fuera efímera y desgraciada. Su nombre honraba a Margarita Jolanda de Saboya, hija mayor de los reyes de Italia Víctor Manuel III y su esposa Elena. El de su hermana menor, Mafalda, ya figuraba en el otro trasatlántico que se construía en los mismos astilleros italianos de la Societa Esercizio Bacini de Riva Trigoso, cuya botadura estaba prevista para unos meses más tarde. Pero ahora el acontecimiento estaba en los festejos que se preparaban con motivo de la toma de contacto con el mar del esbelto trasatlántico de 9.210 toneladas, 148 metros de eslora, dos chimeneas y que sería de los más rápidos en la línea del Atlántico Sur. Por ello, la dirección de los astilleros hizo una gran campaña publicitaria sobre el acontecimiento, anunciando la fecha del 22 de septiembre de 1907 para la solemne botadura. Allí estaban las primeras autoridades civiles y militares, dirigentes de la compañía propietaria del buque, la totalidad de los trabajadores del astillero, los futuros tripulantes de la nave y cientos de invitados que ocupaban unas tribunas completamente abarrotadas. Todos esperando el emocionante momento en que el trasatlántico, totalmente empavesado, comenzara a moverse para tomar contacto con el mar. Es el momento crítico para cualquier barco en el comienzo de vida y por ello la expectación era máxima. Después de los clásicos discursos, la bendición y madrinazgo, el “Principessa Jolanda” empieza a deslizarse por la rada, al tiempo que da unos inusuales bandazos y comienza a escorarse a babor, sobrepasando rápidamente los límites de estabilidad. No hubo forma ni tiempo de solucionar el grave problema: el buque se escoró totalmente a babor y se fue al fondo del lecho del puerto. Nadie podía creer lo que estaba sucediendo. El silencio era sepulcral. ¿Qué había pasado?, ¿era un sueño lo que estaban viendo? La majestuosa nave había desaparecido sin haber navegado. El desgraciado espectáculo llevó a todos a pensar que si no hubiera sido una triste realidad todo lo que allí estaba sucediendo bien se podía considerar una tragicomedia representada en un teatro romano con un final que alcanzaría el más espantoso de los ridículos para los dirigentes de los astilleros genoveses, porque aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, no se sabe con exactitud lo que sucedió, aunque lo cierto fue que una cadena de fallos llevaron al buque a tan rápido y trágico final. La más breve historia de la vida de un lujoso trasatlántico se había consumado y ante la imposibilidad de reflotarlo se fue desguazando allí mismo, salvándose parte de la maquinaria y todo aquello que podía ser recuperable. Volviendo al “Principessa Mafalda” y para finalizar este “Recuerdo del Pasado”, nos viene a la memoria un caso parecido ocurrido en nuestra marina mercante, que bien pudo terminar en una tragedia similar, pero Dios no lo quiso así. Y ocurrió que un trasatlántico español con graves problemas técnicos en la sala de máquinas iba a realizar el último viaje de su vida marinera, ya que a su regreso sería retirado del servicio y desguazado. También aquí su capitán pedía con insistencia a los armadores cancelar el viaje, pero igual que con la nave italiana, prevaleció la decisión de estos, alegando que todas las plazas estaban vendidas y que el informe de los técnicos era favorable. Para ello, la primera medida fue cambiar de capitán y salir inmediatamente a viaje para cumplir el itinerario previsto. En la tra- vesía de Vigo a Tenerife los problemas en las calderas continuaron, por lo cual el buque tuvo que efectuar una corta reparación en el puerto tinerfeño, con la consiguiente demora de 24 horas. A continuación se reanudó el viaje para cruzar el Atlántico con destino a La Guaira, Venezuela, llevando a 1.110 personas a bordo (900 pasajeros y 210 tripulantes, entre los cuales se encontraban 120 canarios embarcados en este puerto de Santa Cruz). Al cuarto día de navegación, el barco pareció decir: ¡basta ya!, hasta aquí he llegado. Se produjo la caída de las dos calderas y el buque se paró totalmente; se vino abajo el sistema eléctrico y todos los servicios quedaron inutilizados; no funcionaba nada a bordo. La diferencia es que no hubo vía de agua, aunque la nave quedó a la deriva en pleno océano Atlántico, con la consiguiente tensión entre los pasajeros, hasta cierto punto lógica, dadas las circunstancias en que se hallaban. Posteriormente, un remolcador de altura lo llevó hasta Bridgetown, en Barbados, desde donde todos los viajeros y parte de la tripulación fueron enviados por avión a sus respectivos destinos. Después, el mismo remolcador se encargó de trasladarlo hasta Castellón, donde sería desguazado. Los contratiempos en los dos buques fueron prácticamente parecidos: las obsoletas y averiadas calderas que les daban impulso, aunque el resultado de sus desgracias no resultaran iguales. El barco español al que nos estamos refiriendo, el “Begoña”, por suerte, no causó víctima alguna, mientras que el final de la historia del desdichado “Principessa Mafalda”ya lo conocemos. p4 domingo, 22 de marzo de 2015, EL DÍA LUGARES SAGRADOS (XIX) El alma de Tacande. Delirio, ensoñación y mito: PRESENCIA (I) Los fenómenos considerados como paranormales, por lo general, guardan cierta relación con los fenómenos naturales. Es la relatividad del pensamiento humano lo que les idealiza y ensueña. El presente relato, plagado de tintes quiméricos matizados de excepcionalidad, se corresponde, en buena medida, con el vertido en confesión por la propia sobrina del alma en pena que, según su propia versión, apareció en Tacande, un lugar dependiente entonces del curato de Los Llanos de Aridane, en la hermosa isla de La Palma, a finales de enero de 1628. Texto: Emiliano Guillén Rodríguez (periodista, cronista oficial y miembro del Instituto de Estudios Canarios) Foto: Wifredo Ramos A gonizaba el mes de enero de aquel año de 1628. En la Hacienda de Tacande los días transcurrían uno tras otro de manera rutinaria. Bien pareciera que el mundo no se moviese; cada jornada era similar a la anterior, y semejante a las subsiguientes venideras, tal cual el vecindario local estaba acostumbrado. Pero he aquí que, en la noche del 30 de ese mismo mes, comenzaron a escucharseprimorososcantosespirituales, como desprendidos de la bóveda celeste durante aquel crepúsculo plagado de estrellas. Las celestiales cantigas se escuchaban con nitidez en las lomadas y en los valles colindantes, pero arreciaban con mayor intensidad en la Hacienda de Tacande. El extraordinario acontecer truncó de una manera drástica la serena paz de aquel entorno: Libre naciste (parecían decir) y por mal habla que tú aprendiste. Cautivo te tengo, y libre naciste. Si penas tienes, tú las quisiste. Cautivo te tengo, y libre naciste. Llora y siente lo que defendiste. Cautivo te tengo y libre naciste. Si penas tienes, tú las quisiste. Así, a modo de romancillo, se desarrollaba el contenido, cual interminable salmodia. En ocasiones, el son se tornaba en villancico, cual reminiscencia pascual: Por ser carpintero, el Niño no tiene cuna. María lo envuelve en lindas mantillas. José lo arrulla con lindas cantigas. ... Por ser carpintero el Niño no tiene cuna. María lo envuelve en lindos pañales. José lo arrulla con lindos cantares. En ambos casos, a oídos de los escuchas, bien pareciese que se tratara de un enorme coro de mujeres quien los entonaba. Para percusión y acompañamiento usaban tambor, pandero y castañuelas. El grato estruendo simulaba el rumor de un concurrido baile venido desde lo inmaterial. Todas las noches que duró aquella penitencia, el espíritu moró en la casa de sus familiares, allí donde su vida, algún tiempo atrás, se había diluido entre las aguas rojas de una palangana, los pañales cárdenos de la asistencia y las manos laboriosas de una partera. La madre no superó el trance. Su hijo, luego bautizado como Salvador, sí sobrevivió. Aquel alma penitente, durante el tiempo en que vagó por este lado de lo terrenal, tiempo tuvo de entretenerse en hacer diabluras. Inicialmente todos consideraron el hecho como cosa de brujas que se reunían en desaforado aquelarre para danzar y programar sus próximas fechorías. Cuando los lamentos del niño rasgaban el aire fresco de la nocturnidad, el alma desesperaba mucho más. Diríase que, al escuchar su triste llanto, el espíritu arreciaba en sus espantos. El torrente ensordecedor perduró sucesivamente durante ochenta y siete noches sin descanso alguno. Siempre Templo parroquial de Los Llanos. se manifestaba cuando la luna o las estrellas asomaban a los cielos. En las noches oscuras y tormentosas, el amedrentamiento se incrementaba notoriamente. El terror espeluznante se acunaba sin piedad en el sentir de aquellos infelices campesinos. A veces, el espectro enfurecido se dedicaba a castigar a las personas que habitaban en la casa, a los propios miembros de su sangre. A la denunciante, en particular, le castigó durante veinte días seguidos. Luego le pediría perdón. No alcanzamosacomprendercómosegenera un vínculo amable entre un viviente y un alma ignota, pero para la fantasía todo es posible. En este sentido recuerda la informante que en los días en que ella no estaba en casa el alma errante no accedía a sus dependencias; cuando llegaba, de inmediato daba señales de su presencia con símbolos de mucho regocijo: voces cándidas, arrastre de muebles, tintinear de vasos, objetos cambiados de lugar u otras exteriorizaciones. Recuerda la narradora que en muchas ocasiones le solicitaba licencia para realizar travesuras. Autorización que siempre le negaba porque ella no quería que molestase a sus parientes y paisanos. Comenta que desarrolló particular actividad durante el tiempo dedicado a la celebración de las carnes tolendas, seguramente porque eran tiempos de mucha permisividad y desafuero. El número de travesuras en las noches de carnaval resultó innumerable, muy difícil de contar, ya que lo fueron en una cantidad altamente superior a las realizadas en cualquier otra jornada. Llegada la hora del regreso al más allá, cumpliéndose el último día de Pentecostés, el alma de Tacande se presentó ante todos en la hacienda de su infortunio. El relato recoge que vieron cómo un pajarillo “muy pintado” y en sosegado vuelo entraba en la sala. Penetró por la puerta principal al peso del mediodía. Se acomodó en un hueco de la pared. Desde su improvisado refugio gritaba con firme voz: “Loado sea el Santísimo Sacramento y la Virgen María concebida sin mancha de pecado”, además de otras alabanzas a los santos de su devoción. Ese mismo día por la mañana llamó a la relatante para rogarle, por el amor de Dios, que fuese al pueblo y le dijese al padre fray Juan de Montiel que viniese, que tenía mucha necesidad de descargarse. Este religioso era confesor. Por aquellas fechas ayudaba al cura de Los Llanos de Aridane, Rodrigo Santa Cruz. Una y otra vez le advirtió de que le dijera al fraile que no tuviese temor alguno. Ella era alma cristiana. Sólo deseaba confesarse para expiación de sus culpas y promesas incumplidas en la tierra. La redactora le planteó al desconocido espíritu la posibilidad de que le acompañase el cura titular. El alma le respondió que no le importaba que viniese el párroco con el confesor, pero que a quien realmente necesitaba era a fray Juan, el confesor. Visto esto, la joven muchacha partió en busca del religioso siguiendo una travesía incómoda, “con mucho detrimento”. Ante su presencia, ya conocedor de todo lo acontecido, el fraile se negó tajante a tan inusual solicitud. Decía que se hallaba embargado de un gran temor. Ella le confortaba diciéndole que se trataba de un alma cristiana muy necesitada de auxilio espiritual. Para arroparle, muchas personas se prestaron a acompañarle en tan espectacular misión. El medroso confesor, ante semejante situación, se pertrechó con sus mejores armas contra los espíritus del mal. Primeramente se confesó con su correligionario para llevar el alma limpia. Seguidamente, se colgó un relicario al cuello con muchas reliquias de santos. Y completó la impedimenta con una estola que le generaba gran confianza. p5 EL DÍA, domingo, 22 de marzo de 2015 INVESTIGACIÓN EN PORTADA TURISMO El inglés divulgador de la cultura canaria En septiembre de 1906 llega a Las Palmas de Gran Canarias su padre Alexander, como ejecutivo de la compañía inglesa Fyffes, tan importante en nuestra economía del siglo XX. Austin nació en 1920, en la casa Miramar, frente al hotel Taoro. Alexander y Kathleen Baillon tuvieron cinco vástago, siendo el benjamín Austin, quien se casa, en 1957, en Venezuela, con Julia Harrison, matrimonio del que nacieron Sophie, Toby y Andrew. Educado en Inglaterra, forma parte del ejército británico en la II Guerra Mundial, siendo reclutado como capitán de Operaciones Especiales basadas en Gibraltar, en las que tanto destacó. Con la paz, trabaja para la Shell Internacional en Venezuela, Ecuador Indonesia y Londres. En 1970 fue condecorado con la orden del Imperio Británico por la Reina Elizabeth II, y en 1989 con la Medalla de Oro del CIT del Puerto de La Cruz. Allí realizó numerosas obras, como la restauración de la Biblioteca Inglesa y de las casas de Miranda, Torre Hermosa (La Orotava) y “Bien te Veo” (en el icodense Buen Paso, alimentada por energía solar, lo que supuso en los años setenta toda una innovación); también reformó la casita La Guanchita y construyó el edificio “Estrella”, de la calle Valois. Pero su empresa cimera fue la adquisición, en 1963, y posterior restauración de la antigua Casa de la Real Aduana, que los ranilleros llamaban “Casa de las Lonjas”. Luchó contra viento y marea hasta hacer de ella una gran mansión y un acogedor hogar. Don Agustín, como se le conocía en el Puerto, entre el respeto y el cariño, la convirtió en un santuario de la historia donde se acogía a estudiosos de todo el mundo; un museo vivo para el gran publico, en suma, escenario privilegiado de las mejores veladas culturales del valle. En sus confortables salones residieron estos ingleses de élite más de veinticinco años, hasta que fue adquirida por el cabildo en 1996. Este culto sajón de alma canaria falleció en el corazón del valle, entre el Puerto y la Villa, en la primavera del 2012, a los 92 años. Austin G. Baillon (con cuya amistad me honré) era un lujo de la colonia inglesa y de Tenerife. Su bondad, tesón y bonhomía lo convirtieron en un personaje irrepetible. Virtudes que han heredado (y en qué medida) Julita, Sophie, Toby y Andrew. Juan del Castillo Austin Baillon (técnica mixta de 100cmx100 cm (fragmento) p6 domingo, 22 de marzo de 2015, EL DÍA CLAVES DEL CAMINO Pintando la magia: ANTONIO PADRÓN Texto: José Gregorio González P asear por la Casa Museo Antonio Padrón, recientemente remodelada y abierta al público con mayor amplitud y una redistribución de los espacios que contribuye a realzar la obra del pintor galdense, es un auténtico placer y una oportunidad permanente para el aprendizaje y el asombro. Lo hemos podido hacer en estos días comprobando la espectacular transformación que ha experimentando un museo que el pueblo de Gáldar siente como propio, cercano y afable, integrado en su cotidianeidad. Es cierto que a su favor tiene una excelente materia prima, un genio de nuestro arte en cuya biografía lo mágico e inaccesible ocupa un espacio que sutilmente y con elegancia han sabido poner en valor los responsables del museo. Lo hacen con templadas insinuaciones, susurros que contextualizan pero dejan al mismo tiempo un margen amplio a la interpretación individual. El museo, en el corazón de la Ciudad de los Guanartemes, a escasos metros de su histórica iglesia de Santiago de los Caballeros, ha incorporado innovaciones tecnológicas que por un lado garantizan la completa accesibilidad de instalaciones y contenidos, y por el otro permiten una aproximación a las obras más amplia. Modernos códigos QR permiten a través de tablets y smarphones, o bien de pantallas táctiles estáticas, acceder en varios idiomas, e incluso en lenguaje de signos, a la interpretación de cada obra y cómo las mismas han inspirado trabajos literarios y musicales. César Ubierna está al frente del museo y del equipo humano que lo convierte en un lugar especial. Tanto él como su gente parecen una extensión, habitantes de ese hogar en el que el misterio tiene presencia tanto a través de la obra expuesta como de las singulares anécdotas que se cuenta del lugar. Y es que, de alguna manera, son muchos los que piensan, más allá de una valoración romántica y subjetiva, que Antonio Padrón sigue velando por el que fue su estudio y su casa, timoneando en parte la gestión que se hace de su legado. Personalmente descubrimos al pintor y su obra a través de la anécdota que supone la potencial incidencia de lo inexplicable en las instalaciones del museo. Es decir, que nos aproximamos a su apasionante trabajo como consecuencia de haber querido saber cuánto había de cierto en los testimonios que, de cuando en cuando, sostenían que una presencia espectral deambulaba ocasionalmente por el jardín interior e de las instalaciones, o bien dejaba sentir su presencia con pasos y ruidos de origen, en apariencia, inexplicable. Esos fenómenos parecen seguir ahí, tener continuidad en el tiempo, pero se viven de una manera por completo normalizada, siendo interpretados como algo que parece destilar “proyección”. Tal y como nos confiaron años La magia, el misterio y el hermetismo también se expresan a través del mundo del arte, ya sea como fuente de inspiración o eje temático, por su presencia en la experiencia vital de los artistas o también como consecuencia de la creencia en que ese arte procede directamente de dimensiones no humanas, e incluso trascendentes, que utilizan al artista como instrumento para manifestarse en nuestro mundo. Esta semana en Claves del Camino queremos rendir nuestro modesto homenaje al pintor grancanario Antonio Padrón, que plasmó con precisión creencias y rituales vinculados con el mundo curanderil y hechiceril de Canarias. 1. Obra con sentido mágico, como se deduce de la presencia de cartas de la baraja. 2. Fachada de la casa museo 3. “La Piedad”, la última obra de Padrón. 1 2 3 atrás y hoy en día nadie niega, algunos hechos se centran en lo que en vida fue la habitación del artista y también el lecho de su muerte, cuarto que aún hoy alberga uno de los despachos de las dependencias que el Ministerio de Justicia mantiene en el lugar. Años atrás un empleado de los mismos, amparándose en el anonimato, nos confirmó tales hechos en una de las salas administrativas, donde las mesas aparecían revueltas, algunos archivadores levemente desplazados, y se daban alteraciones en la corriente eléctrica que afectaban a algunos aparatos. Sin embargo, tales hechos se sucedían con una temporalidad e intensidad tan sutil que era temerario hablar, más allá de la intimidad, de fenómenos inexplicables. Pero, más allá de eso, sorprende la vida y la obra. El pintor grancanario poseía una personalidad introvertida y lo que a todas luces parece un especial interés por cuestiones esotéricas y mágicas, que plasmó en una parte de sus obras. Como curiosidad que delata esa inquietud intelectual por lo oculto cabe señalar que nuestro protagonista p7 EL DÍA, domingo, 22 de marzo de 2015 CLAVES DEL CAMINO 4 5 4. Las tiradas de cartas aparecen en la obra de Padrón de forma habitual. 5. “Mujer infecundda”. 6. Una sala de la casa museo. 6 contaba en su biblioteca con obras cuando menos curiosas y en su tiempo prohibidas, como es el caso de una copia de un libro de magia salomónica incautado siglos atrás por la Inquisición en Canarias. Tampoco es despreciable considerar que en ese laberíntico jardín, equipado con una fuente cúbica de chorros colocados a conciencia para conseguir el sonido perfecto, además de encontrar especies de todos los continentes, se hallaban algunas consideradas sagradas en diferentes culturas. Fallecido a la temprana edad de 48 años, en 1968, Padrón sentía fascinación por los antiguos cultos y rituales a la naturaleza, a la madre tierra, convencido de que el eco de las prácticas de los antiguos canarios realizadas según las crónicas y la tradición por las sacerdotisas harimaguadas se podía rastrear en su tiempo en la actividad de santiguadoras, curanderas e incluso echadoras de cartas. Por eso, dentro de su estilo indigenista, abundan las representaciones de estas mujeres “mágicas” y reverenciadas dentro de la cultura agraria canaria, siendo una constante la reproducción de ídolos indígenas, así como de rituales para buscar la lluvia, hacer fértiles a las mujeres o curar el mal de ojo. Gallos, muñecos tótem, brujas, lagartos, pócimas e incluso tiradas de cartas aparecen de forma recurrente en algunas de sus obras. De hecho, en varias de nuestras visitas hemos tenido el pálpito, la impresión compartida con su director, César Ubierna, de que las tira- 7. Paisaje de aulagas, con representación del rayo verde. das de cartas que muestra el pintor no son aleatorias, intuyendo que no fueron dejadas al azar sino con un mensaje ligado al conjunto de los cuadros en las que aparecen. Sin duda resulta evocador pensar cómo un inquieto Antonio Padrón asistía en su tiempo a estas ceremonias, grabando sus detalles para después reproducirlos en sus obras. Por momentos, algunos de sus cuadros parecen fotografías de esas íntimas ceremonias, hasta el punto de que, por iniciativa de Ubierna y su equipo, hace unos años se realizó un valioso trabajo etnográfico en el que se invitó a la gente mayor del pueblo a contemplar estas obras pidiéndole que las “leyeran”, que describiesen lo que reflejaban. El 7 resultado, plasmado en un documento audiovisual revelador y entrañable, permitió al mismo tiempo reparar y entender ciertos elementos y símbolos que no habían sido interpretados y que cobraban significado gracias a la memoria popular. Padrón murió mientras pintaba “La Piedad”, una muerte al parecer intuida EL ÉXITO DE LO CANARIO: TERRITORIO DEL MISTERIO El pasado sábado 14 de marzo Santa María de Guía acogió la segunda edición del Encuentro Canarias Territorio del Misterio, cuya organización ya prepara la tercera edición tras demostrarse durante su desarrollo el enorme nivel e interés que tienen los temas presentados. El público agradeció el haber podido recorrer nuestras islas con una mirada diferente, actualizando “enigmas clásicos” y accediendo a nuevos casos y aspectos de nuestra historia a cual más sorprendente, abordados con rigor por especialistas en cada materia. Se haría largo hablar de todas y cada una de las intervenciones, pero sorprendió la capacidad de síntesis del historiador Luis Regueira Benítez a la hora de recorrer la variopinta historia de la isla de San Borondón; o lo apasionante y novedosa que es la singladura, actualmente en fase de reconstrucción por parte del historiador Daniel María, de una hermandad mística creada en Agulo en los años veinte del siglo pasado, los Fillichirsti, en la que las influencias herméticas fueron determinantes. También despertó mucho interés la intervención de Raúl López sobre transcomunicación en Canarias, junto a la sesión de experimentación psicofónica que condujo la noche anterior. La aventura continúa y las sorpresas no se harán esperar. y un motivo pictórico que también ha sido el último abordado antes de la muerte por otros grandes artistas. Ubierna nos confía que la muerte de Padrón, en brazos de su asistenta, parecía reproducir precisamente ese cuadro. Un cuadro en el que los personajes miran al cielo, un rasgo muy definido precisamente en los últimos cuadros que pintó. Lo mejor, sin duda, es visitar el museo y dejarse transportar al interior de aquellos recintos reflejados sobre el lienzo, como es el caso de su obra “Mujer infecunda”, en el que una mujer sabia intentaba conseguir que una joven se volviese fértil, como el campo en el que vivía, derramando semillas sobre su vientre en un gesto de magia simpática. En nuestro contacto con el museo no puede pasar inadvertido tampoco su emblemático cuadro “Paisaje de aulagas”, donde Padrón parece haber representado el fenómeno del rayo verde, un efecto natural que en el pasado dio origen a diversidad de creencias, entre ellas su presumible condición de puerta entre mundos. Posiblemente, Antonio Padrón, por momentos, pudo transitar entre esos mundos. p8 domingo, 22 de marzo de 2015, EL DÍA www.eldia.es/laprensa Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 972 “Dedicamos este proyecto a la ONU y la OMT, que brindan su apoyo desinteresado a los pueblos, colaborando con el turismo y mejorando así nuestra calidad de vida y la conservación del medio ambiente”. (Sheila Aguilar, Karen Iriarte, Giuliana Mesía). PERÚ, IMPERIO DE TESOROS ESCONDIDOS HUAYTAPALLANA, EL NEVADO DE LOS DIOSES QUE BAJARON DEL CIELO características arquitectónicas adecuadas a la zona, teniendo muy en cuenta su capacidad de carga y su valor ecológico. Texto: Antonio Pedro Tejera Reyes (del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones Unidas) A la memoria de mi querido amigo Sistilio Dalmáu, luchador infatigable por las enseñanzas del turismo De las leyendas a la realidad “E l Huaytapallana es un nevado que ha atestiguado la existencia de Huancayo, desde su aparición hace cientos de años hasta la actualidad, en que corre peligro de desaparecer. Para llegar al Huaytapallana hace falta recorrer unos 29 kilómetros al noreste de Huancayo. Tomando un camino al borde del río Shullcas, cuyas aguas son cristalinas a estas alturas… dando saltitos entre los baches, se llega a la comunidad de Acopalca, donde hay truchas frescas y queso sin sal. En el trayecto algunos visitantes se entretienen jugueteando con los celulares o las tabletas –pese a que no hay señal–; los más prefieren ver el paisaje amarillento de la puna, tapizado de musgo e ichu… Una antigua leyenda dice que en el nevado habitan dos dioses tutelares wankas: Pariacaca y Wallallo Carhuancho, enemistados por el amor que se prodigaron sus hijos. Ambos fueron castigados por Wiracocha y encerrados bajo el hielo del nevado. Dice la profecía que al desaparecer el Huaytapallana los dos dioses quedarán libres y retomarán su lucha”. Así reza parte de una de las míticas leyendas de los “tesoros escondidos” que la autoridad turística peruana ha escogido como eslogan para promocionar este legendario país donde las bellezas naturales se pierden entre la mística de unos pobladores con sus sensibles sentimientos y una inquebrantable fe en conservar unas tradiciones ancestrales que marcan la diferencia que se siente, no solo contemplando sus inacabables bellezas naturales sino, simplemente, dialogando con unos habitantes que parecen estar conscientes de esa diferencia que les hace ser un país distinto dentro de la América continental. Nuestros permanentes contactos, durante muchos años, con relevantes personajes de este recordado y querido país nos han hecho adentrarnos en toda una mística que nos ha llevado desde Iquitos hasta Cuzco, pasando de sorpresa en sorpresa, por toda una geografía física y humana llena de vivencias y personajes que nos han hecho entender el por qué se siente y se ama una tierra donde conservar sus más íntimas tradiciones es el orgullo de sus habitantes, que ven cómo los más importantes organismos internacionales declaran Patrimonio de la Humanidad hasta su gastronomía. Perú es así. Un cúmulo de sorpresas. Sheila Aguilar García, Karen Iriarte Valdez y Giuliana Mesía de la Vega fueron brillantes alumnas en la maestría que impartimos en Canarias, en los pasados años, sobre “Calidad TurísticaAmbiental Sostenible y Promoción de la Paz”. En el curso 2004-2005, ellas nos dejaron elaborado un proyecto en el cual consiguieron las más altas calificaciones sobre “El Nevado de Huaytapallana: una alternativa de turismo ecológico en Huancayo, Perú”. Su dedicatoria, con la que encabezamos este trabajo, no puede ser más esclarecedora. Las claves de un ilusionante proyecto Recogemos algunas de las frases que justifican este interesante y brillante trabajo de estas tres peruanas con quienes tuvimos la suerte de compartir serias jornadas de trabajo, muchos de las veces con profesores y compañeros de estudios presentes de otros países, que cada vez se sentían mas interesados en las consecuentes exposiciones que ellas hacían de los valores de la zona de referencias: “El Nevado de Huaytapallana pertenece al Valle de Mantaro, un lugar acogedor de alto valor turístico, con muchos atractivos: naturales, culturales e históricos, en los que vemos la posibilidad de innovar y diversificar un nuevo circuito tradicional ecológico, creando Estampas andinas en el Nevado de Huaytapallana, un recurso turístico de alto valor para la estrategia peruana a desarrollar como “ imperio de los tesoros escondidos”. una expectativa a nuevos visitantes y a su población, a la vez de fomentar el respeto a la conservación de los atractivos naturales”. “Por su ubicación, en la zona central de Perú, a seis horas de la ciudad de Lima, es un centro estratégico para la actividad comercial entre la costa, la sierra y la selva. Creará muchos puestos de trabajo, contribuirá al bienestar económico de sus pobladores y, sobre todo, contribuirá la conservación del nevado, donde acuden cientos de turistas nacionales y extranjeros que hay que seguir fomentando”. “El turismo es un medio informativo que enseña a visitantes y residentes a familiarizarse con la historia, el folklore, lo recursos naturales, y con toda las vivencias culturales del lugar.” “El turismo ecológico inspira orgullo, placer, vida… deleita y crea admiración hacia la naturaleza y nos inspira en conservarla para las futuras generaciones”. Se extienden las autoras del proyecto recomendando la construcción ordenada de alojamientos que guarden las Huancayo “Huancayo está ubicada al este de la ciudad de Lima, a 318 Km. por carretera, pudiéndose hacer el recorrido en tren, un viaje que consideramos majestuoso en la vía más alta del mundo, con el paso montañoso de Ticlio a 4.876 m.s.n.m. Es reconocida como la vía más bella del mundo, con paisajes exuberantes partiendo desde a costa desértica de Lima, ascendiendo rápidamente hasta Los Andes, para bajar luego hasta el imponente Valle del Mantaro, donde, a pesar de la importancia de su capital, Huancayo, se pueden apreciar aún unas tradiciones y costumbres que se mantienen intactas pese a su cercanía con Lima… La Laguna de Paca, las visitas a los nevados, sus pueblos, comidas típicas, los miradores y el río Mantaro son sitios increíblemente bellos que hacen de Huancayo una zona ideal para pasar unos días descanso”. “Este proyecto turístico en Huancayo va dirigido a jóvenes estudiantes y a trabajadores que quieran conocer una de las provincias más hermosa de un país tan rico en cultura y recuerdos como es Perú. Nuestra finalidad ha sido aumentar el valor de este recurso para convertirlo en un producto turístico que sirva de beneficio directo para los campesinos de las cercanías del Nevado de Huaytapallana… En conclusión: queremos que nuestro proyecto sea positivo en cuanto a despertar el interés por el cuidado de la naturaleza, y el desarrollo del turismo sostenible, que ayude a incrementar la actividad laboral y a concienciar a los pobladores de la zona en preservar y cuidar el nevado, que hasta hoy no ha sido valorado como se merece”. Enjundioso trabajo que, como decimos, alcanzó las más altas calificaciones, ante una presentación con profusión de excelentes imágenes que las tres autoras del brillante proyecto realizaron dentro del programa de estudios que completaba una puesta a punto que con humildad, constancia y conocimiento refrendarían una aventura sin parangón en las enseñanza del turismo, tanto por su depurada serie de conocimientos expuestos, como por los elementos y las técnicas educativas empleadas, bajo la singularidad incontrovertible de la enseñanza personalizada. El domingo pasado apareció en esta página un artículo cuya firma estaba equivocada. El autor del texto es Juan Jesús Aznárez Acosta, psicólogo y terapeuta contextual.
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