Manual de la próstata

Manual de la próstata
La hiperplasia benigna de próstata HBP es una consecuencia natural
del envejecimiento, y afecta a más del 80% de los perros machos de más
de 5 años de edad. La HBP es una modicación del tejido prostático que
generalmente se asocia con un agrandamiento de la próstata y que se debe,
principalmente, a la hormona masculina testosterona.
Esto puede provocar signos clínicos como dolor abdominal, dicultades para
defecar y orinar, presencia de sangre en la orina y trastornos locomotores que,
en la mayoría de los casos, los profesionales no relacionan espontáneamente
con la próstata. Este manual reúne artículos escritos por expertos con
diferentes competencias médicas que se relacionan con la próstata:
urología, reproducción, oncología, etc.
Les damos las gracias a todos ellos por su activa colaboración en este manual.
Esperamos que le resulte útil en su práctica diaria.
Manual de la próstata ■
Índice
Capítulo I
Fisiopatología de la hiperplasia benigna de próstata (HBP) en el perro
...............................
p. 4
Pr A. Fontbonne
Capítulo II Importancia médica de la hiperplasia benigna de próstata para la salud
del perro a largo plazo
...................................................................................................................................... p.
10
Pr S. Romagnoli
Capítulo III Diagnóstico de HBP ...............
3.1 Estudios radiológicos de la próstata
p.18
...................................................................................................... p.18
D. Rault
3.2 La citología en el diagnóstico de enfermedades de la próstata .............................................. p.22
Pr E. Teske
Capítulo IV Hiperplasia benigna de próstata: perspectiva urológica
..............................................................
p. 28
Pr Susi Arnold
Capítulo V Importancia de la revisión de la próstata durante el examen del perro geriátrico
.......
p. 32
C. Muller
3
Capítulo I
Fisiopatología de la hiperplasia
benigna de próstata HBP en el perro
- ALAIN FONTBONNE DVM, Ass Pr., Dipl. ECAR
Alfort Veterinary College, París, Francia
Anatomía, desarrollo y funciones de la próstata
Anatómicamente, la próstata se localiza cerca del borde craneano de la pelvis y rodea la porción
terminal del conducto deferente, la porción proximal de la uretra y el cuello de la vejiga. La próstata es
simétrica y un tabique mediano la divide en dos lóbulos. Su tamaño varía según el peso y la raza del
perro (fisiológicamente, es más grande en razas como Westies y Terrier escocés, por ejemplo).
Durante la vida del perro, el desarrollo de la próstata se puede dividir en tres períodos. El primero
comienza con la embriogénesis y finaliza a los 2 ó 3 años de edad. La segunda fase comienza en los
primeros años del animal adulto y finaliza entre los 12 y 15 años de edad, aproximadamente; ésta es
una fase dependiente de los andrógenos y se caracteriza por un desarrollo hipertrófico exponencial.
Generalmente se acepta que, después de los 5 años de edad, la mayoría de los perros (> 60%)
muestran cierto grado de hipertrofia prostática. La próstata está claramente agrandada e hipertrófica
en casi el 100% de los perros de 10 a 12 años de edad. La posición de la próstata cambia lentamente
a medida que aumenta su tamaño. En los perros jóvenes, se ubica en la pelvis, y se vuelve más
abdominal y luego completamente abdominal después de los 8-12 años. La tercera fase es una
involución senil que comienza cuando, en perros de edad muy avanzada, la producción de andrógenos
comienza a disminuir lentamente (Verstegen).
Fig. 1: Posición anatómica de la próstata en el perro
(Fontbonne et al. Reproduction canine. Ed Royal Canin 2006)
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La próstata es un tejido glandular formado por acini que se recolectan en conductos que desembocan
en la uretra. Entre treinta y cincuenta conductos desembocan en la uretra prostática a través de
múltiples orificios. Los acini se alinean con las células epiteliales. Las estructuras glandulares maduras
de la próstata de los perros enteros se caracterizan por la presencia de células epiteliales secretoras
diferenciadas columnares y células madre (progenitoras) basales que se encuentran dentro de los
acini y los conductos y rodeadas de un fino tejido fibromuscular (Shidaifat et al.). El epitelio se regenera
constantemente a partir de las células madre. La parte glandular de la próstata está rodeada de células
estromales, que no cumplen una función endocrina (Dacheux and Dacheux).
Fig. 2: Esquema de la estructura del epitelio glandular prostático dentro
del tejido prostático en el perro (tomado de Magnol et al. 1998).
Fig. 3: Histología de la glándula prostática (tomado de Magnol et al.1998)
Desde el exterior hacia el interior, se puede ver:
la cápsula externa
estroma conjuntivo
fibras de músculo liso
tejido glandular
epitelio uretral
5
La próstata es la única glándula accesoria anatómicamente importante en el perro. Durante
la eyaculación, es responsable de más de 90% del volumen de semen eyaculado (3ra o fracción
prostática) (Hewitt). No obstante, e independientemente de la eyaculación, una pequeña cantidad de
líquido prostático se secreta constantemente en los conductos prostáticos excretores.
Fig. 4: las tres fracciones del eyaculado canino (la fracción prostática
es la de la derecha) (© Alfort Veterinary College, París).
Las secreciones prostáticas cumplen varias funciones. La alta concentración de iones de zinc cumple
una función bactericida, con lo cual previene las infecciones ascendentes de la vejiga, y contribuye a
estabilizar las nucleoproteínas de ADN que se encuentran en la cabeza de los espermatozoides (Dacheux
and Dacheux). Sorprendentemente, comparada con otra especies, la fracción prostática en el perro
contiene una cantidad muy baja de azúcares reductores, que normalmente ayudan a proporcionar la
energía adecuada para la motilidad de los espermatozoides.
En el perro, al igual que en otras especies (seres humanos, caballos, etc.) se ha descubierto que la
próstata también secreta pequeñas vesículas (150-200 nm) llamadas prostasomas, que contienen
grandes cantidades de colesterol, esfingomielina, calcio y proteínas que se pueden transferir a los
espermatozoides a través de una fusión de membranas (Dacheux and Dacheux).
¿Qué es la HBP?
Como hemos visto, la mayoría de los perros que superan cierta edad muestran un aumento del tamaño
de la próstata. No se ha observado una predisposición clara a la HBP según la raza (Johnston et al.).
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A nivel celular, la HBP se caracteriza por hiperplasia, es decir, el aumento del número de células,
e hipertrofia, aumento del tamaño de las células. De hecho, se utiliza el término “HBP” porque se
ha demostrado que el aumento del tamaño de la próstata se origina, fundamentalmente, por una
proliferación celular (hiperplasia). (Oliveira et al.). Las células basales epiteliales que se encuentran
en los acini son las principales responsables de esa hiperplasia, ya que el desarrollo de las células
epiteliales de los conductos es mucho menor (Leav et al.). El tamaño de las células epiteliales de
los acini también aumenta y, aparentemente, se relaciona con el nivel de estimulación androgénica
(Wu et al.).
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Capítulo I
Función de los andrógenos
Los andrógenos cumplen una función clara en la inducción de la HBP. Sin embargo, las concentraciones
séricas de testosterona no varían significativamente entre perros normales y perros con HBP (Niu et al.).
Más aun, es posible que exista una leve disminución de la función secretora de las células testiculares
productoras de andrógenos (células de Leydig) en los perros con HBP. No obstante, es posible que en esos
perros esté aumentada la capacidad de la próstata de captar y metabolizar testosterona (Johnston et al.).
Dentro de la próstata, la testosterona se transforma en su principal metabolito activo, la dihidrotestosterona
(DHT), a través de la acción de una enzima llamada 5 α reductasa. La DHT es el andrógeno activo a
nivel intracelular, porque su afinidad de unión a los receptores de andrógeno intracelular está duplicada
y su tasa de disociación es cinco veces menor que la de la testosterona (Johnston et al.) Mediante
inmunomarcación histológica, Murakoshi et al. demostraron que en los perros con HBP, hay un aumento
de la tinción nuclear de los receptores de andrógenos dentro de los núcleos de las células epiteliales de
la próstata, mientras que no existe un aumento de la actividad de la 5 α reductasa en el citoplasma (lo
cual lleva a un aumento de la producción de DHT dentro de la próstata). También se observa un claro
aumento del nivel de codificación de RNA mensajero para los receptores de andrógenos en caso de HBP
(Niu et al.), lo cual demuestra un aumento de la síntesis de esos receptores. In vitro, la DHT también
produce leves aumentos de la proliferación de células de músculo liso.
Por lo tanto, in vivo, la mayoría cree que los andrógenos actúan en la diferenciación de las células
epiteliales, pero también en la proliferación del tejido prostático fibromuscular (Shidaifat et al.). Todo
esto conduce a la hipertrofia de la próstata.
Sin embargo, no se comprende completamente la función de la DHT. Los perros tratados solo con
andrógenos muestran pruebas histológicas de HBP leve (Johnston et al.). Ewing et al. han demostrado que
no siempre existen diferencias significativas en la concentración de DHT dentro del tejido prostático entre
perros normales y perros con HBP. Por lo tanto, es posible que la DHT no cumpla una función decisiva.
Función de los estrógenos
Es posible que los estrógenos cumplan una función determinante en la patogénesis de la HBP.
En perros ancianos con HBP, hay un aumento de la relación de estrógenos/andrógenos intraprostáticos.
Aunque para algunos autores la concentración sérica de estradiol no varía significativamente entre
perros normales y perros con HBP (Niu et al.), la mayoría de los investigadores sospecha un aumento
de los niveles séricos de estrógenos en los perros ancianos.
Los tratamientos con estrógenos solos inducen hiperplasia estromal y glandular, una transformación
estructural (metaplasia) de las células epiteliales y una disminución de la función secretora.
En experimentos, una reducción inducida químicamente de la concentración de estradiol prostático y
de los receptores de estradiol dentro de la próstata reduce significativamente el volumen prostático;
este otro hecho sugiere que los estrógenos podrían cumplir una función fundamental en el desarrollo
de la HBP (Yoshinaka et al.)
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Función de los andrógenos + estrógenos
Para la inducción experimental de HBP se necesitan tanto andrógenos como estrógenos. Ehrichman et
al. demostraron que el estradiol combinado con DHT triplica el tamaño de la próstata en comparación
con la DHT sola.
De hecho, parece que los andrógenos solos son responsables de la hiperplasia epitelial, mientras que
los andrógenos + estrógenos podrían explicar una transformación celular metaplásica. Usando un
régimen experimental con andrógenos (3-alfa-androstenediol) y estrógenos (17 ß estradiol), Tuun et
al. observaron un aumento llamativo del peso de la próstata y también pérdida de la estructura celular
típica. El epitelio glandular simple se transforma en epitelio escamoso estratificado (metaplasia). El
tamaño de las células aumenta (disminución del contenido de DNA por mg de tejido), se estimula el
tejido estromal fibromuscular y el nivel de zinc en el líquido prostático disminuye a los niveles de los
perros castrados.
Una patogénesis posible de la HBP puede ser un crecimiento estimulado por andrógenos de las
células epiteliales prostáticas dañadas por metabolitos de estrógenos con actividad de radicales
libres (Johnston et al.). Como ya se ha dicho, los cambios metaplásicos causados por los estrógenos
podrían ser consecuencia de una función permisiva más que inductora de la DHT.
Otros factores
¿Cuál es la función del suministro de sangre? En estudios recientes con RM (resonancia magnética)
se demostró que durante la HBP, el parénquima prostático está moderadamente hipovascularizado
en comparación con la zona periuretral, que mantiene un alto nivel de vascularización. Durante
el tratamiento de la HBP, se produce un aumento del flujo sanguíneo hacia los tejidos prostáticos
(Heverhagen et al.)
¿Existen otros factores mitogénicos? Algunos autores han sugerido que otros promotores sinérgicos
del crecimiento independientes de los andrógenos pueden actuar en el desarrollo de la HBP. La
secreción de esos factores posiblemente dependa de la edad. En particular, podrían existir factores
secretados por los testículos y/o el epidídimo (Grayhack et al.). En estudios experimentales, la ligadura
de las venas y arterias deferentes de los testículos disminuyen la HBP (Guo et al.)
También parece que el epitelio de la próstata hipertrófica y los tejidos periprostáticos secretan una
mayor cantidad de relaxina en comparación con los perros normales (Niebauer et al.). Dado que la
relaxina debilita los tejidos blandos, eso podría explicar las hernias perineales que se encuentran a
veces como complicaciones de la HBP clínica en perros.
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Manual de la próstata ■
Capítulo I
Referencias
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Grayhack J.T. et al. 1998. The pathogenesis of benign prostatic hyperplasia: a proposed hypothesis and critical
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Guo X.K. et al. 2003. Experimental study of vasoligation in the treatment and prevention of benign prostatic hyperplasia.
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Magnol J.P. et al. 1998. Cancérologie clinique du chien. St Pierre la Palud. France
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Capítulo II
Importancia médica de la hiperplasia benigna
de próstata para la salud del perro a largo plazo
- PROF. STEFANO ROMAGNOLI DVM, MS, Ph.D, Dipl. ECAR
D EPARTAMENTO DE C IENCIAS C LÍNICAS V ETERINARIAS
F ACULTAD DE M EDICINA V ETERINARIA , U NIVERSIDAD DE P ADUA - 35020 Legnaro (PD) - Italia
Tel. (int) 39-049-827.2948, fax 827.2602, correo electrónico: stefano.romagnoli@unipd.it
Temas clave:
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■
La hiperplasia del tejido prostático canino o hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un
fenómeno normal que comienza cuando el perro es un adulto joven (2-3 años) y aumenta
progresivamente.
■
A pesar de ser un proceso normal, la HBP puede ser la base de un proceso patológico que
probablemente afecte al bienestar y la salud del perro más adelante.
■
Se debe realizar un control con una ecografía de la próstata a todos los perros al menos
cada 6 meses a partir de los 4 años de edad.
■
En presencia de pruebas ecográficas de hiperplasia prostática, se debe comentar con el
dueño la posibilidad de tratar al perro con fármacos antiprostáticos incluso aunque no
existan signos clínicos de la enfermedad.
Manual de la próstata ■
Introducción
La glándula prostática es la principal glándula sexual accesoria del perro macho y su propósito
es producir el líquido prostático como medio de transporte y apoyo para el esperma durante
la eyaculación. La secreción prostática basal se produce de manera constante e ingresa en el
conducto excretor prostático y la uretra prostática. Desde allí, la presión de la uretra puede mover el
líquido prostático hacia atrás, hacia la vejiga (un mecanismo llamado reflujo del líquido prostático),
o hacia adelante, hacia la uretra peneana durante la eyaculación, la micción o siempre que haya
contracciones peristálticas uretrales. Por lo tanto, se pueden hallar rastros de líquido prostático
en la vejiga, en el plasma seminal o pueden filtrarse gotas de ese líquido por el pene incluso en
ausencia de eyaculación si el perro adulto se encuentra cerca de una perra en celo. Ese proceso
es el responsable de los dos signos clínicos principales que sugieren la existencia de hiperplasia
benigna de próstata (HBP) en el perro: la presencia de sangre en el sedimento urinario y de goteo de
sangre por el pene. Se debe indicar a los dueños que busquen la presencia de esos signos simples
para lograr un diagnóstico temprano de la HBP, ya que eso puede contribuir en gran medida al
tratamiento de la enfermedad. En este artículo se repasan los diversos signos clínicos que pueden
indicar la presencia de agrandamiento prostático en el perro y se destacan aquellos que pueden
ayudar a concienciar a los dueños para así lograr un diagnóstico temprano de la enfermedad.
Hiperplasia benigna de próstata
La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es el trastorno prostático canino más frecuente, ya que > 80%
de perros enteros que desarrollan pruebas histológicas de HBP al envejecer. La HBP se caracteriza por
un aumento del número de células epiteliales (hiperplasia) y un aumento del tamaño de las células
epiteliales (hipertrofia), pero el aumento del número de células es más marcado. Comienza como
hiperplasia glandular en perros jóvenes, y se ha observado que hasta un 16% de los perros presentan
pruebas histológicas de hiperplasia benigna de la próstata a los 2 años de edad. Es probable que la
hiperplasia se deba a una alteración de la relación andrógenos:estrógenos, y requiere la presencia
de los testículos para su inicio y posterior desarrollo. La dihidrotestosterona (DHT) que se encuentra
dentro de la glándula prostática probablemente sea el principal mediador hormonal de la hiperplasia.
A menudo se desarrollan quistes líquidos intraparenquimatosos asociados con la hiperplasia. El tamaño
y contorno de esos quistes es variable, contienen un líquido transparente a ambarino y pueden o no
comunicarse con la uretra. La próstata hiperplásica está altamente vascularizada y si una pequeña
vesícula de un quiste de una próstata hiperplásica comienza a sangrar, se acumulará sangre dentro
del quiste. Si el quiste se comunica con la uretra, empezará a gotear sangre por la punta del pene
o bien aparecerá en la orina. Si el quiste no se comunica con el lumen uretral, el líquido quístico se
acumulará y provocará un aumento rápido del tamaño del quiste (según la tasa de acumulación de
líquido). El desarrollo de quistes prostáticos y la acumulación de sangre dentro del o de los quistes son
los dos factores que muy probablemente determinen consecuencias de salud graves para el perro.
Cómo puede afectar la HBP la salud del perro
La HBP puede afectar gravemente la salud de un perro mediante a) aumento del tamaño de la
próstata, en especial si hay quistes, y b) acumulación de sangre dentro del o de los quistes.
11
.
a. El aumento del tamaño de la próstata afectará la defecación y la micción debido a la compresión
rectal y uretral. Esa compresión puede aparecer súbitamente si hay uno o más quistes prostáticos.
Cuando un quiste prostático se comunica con la uretra, el líquido quístico se vacía en la uretra
constantemente y el tamaño del quiste puede aumentar con mucha lentitud o incluso no aumentar. Si
no están conectados con el lumen uretral, el diámetro de los quistes prostáticos aumenta rápidamente
debido a la acumulación de líquido. El aumento del diámetro del quiste provoca un aumento del
tamaño de la próstata. Dado que la velocidad del aumento de un quiste depende de la tasa de
secreción de testosterona y su conversión a DHT a nivel prostático, la tasa de crecimiento prostático
puede ser muy rápida en un adulto joven o en perros de edad mediana mientras que, en general, se
ralentiza en perros de más edad a medida que disminuye su producción de andrógenos.
b. La acumulación de sangre en un quiste prostático puede llevar al desarrollo de prostatitis. El
líquido prostático, con su alto contenido de proteínas, es una fuente excelente de nutrientes para
las bacterias. La diseminación de bacterias puede darse desde los riñones y la vejiga a través de
la orina, desde los testículos y el epidídimo a través del semen, o por vía hematógena o linfática, a
través del conducto deferente o de la flora rectal por extensión directa. La infección prostática por
bacterias puede ser aguda y fulminante o crónica e insidiosa y llevar a la formación de abscesos.
Esos dos aspectos se relacionan estrechamente, ya que el riesgo de prostatitis aumenta en presencia
de una enfermedad hiperplásica crónica (aunque, en teoría, una enfermedad inflamatoria prostática
también puede darse en perros sin HBP). El aumento del tamaño de la próstata es la primera
consecuencia de la HBP, pero suele ser asintomático durante meses o incluso años, ya que puede
progresar muy lentamente, mientras que la enfermedad inflamatoria prostática es un problema grave
que afecta la salud del perro de inmediato.
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Las consecuencias de la HBP debido al aumento del tamaño de la próstata son dificultad para defecar,
dificultad para orinar e infertilidad. Fuera de los signos anteriores, el estado de los afectados suele ser
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Capítulo II
normal y a la palpación, la próstata no es dolorosa, su agrandamiento es simétrico y su consistencia es
variable. Puede haber sangre en la orina (a nivel macroscópico o microscópico) y un recuento de leucocitos
levemente más alto que el normal en el sedimento urinario. Por lo normal, no se observan alteraciones
de los parámetros hematológicos o bioquímicos en perros con HBP. Las consecuencias de la HBP por
inflamación de la próstata incluyen todos los signos clínicos típicos de la prostatitis, como color pelviano
(que con frecuencia provoca dificultad en la marcha o renuencia a moverse), enfermedad del tracto
urinario o un síndrome más generalizado que se caracteriza por fiebre, depresión y anorexia. La dificultad
para defecar y para orinar también se pueden observar durante la prostatitis. Habitualmente se observan
alteraciones de los parámetros hematológicos o bioquímicos en perros con inflamación prostática.
.
Aumento del tamaño de la próstata
Dificultades para defecar - Este es el trastorno que se presenta con más frecuencia en los casos
de HBP. Por lo general, los dueños refieren que el perro no puede defecar bien, que la defección tarda
mucho tiempo y que, en ocasiones, las heces presentan un aspecto aplanado. La próstata se localiza
en posición ventral con respecto al recto. Una próstata agrandada puede empujar el recto hacia arriba,
y así disminuir el lumen rectal, lo cual provoca tenesmo y, a veces, dificulta la defecación. Según la
consistencia y dureza de las heces, éstas pueden tener un aspecto aplanado o en forma de “cinta”, o es
posible que el perro no pueda defecar. Por lo general, ese trastorno no persiste durante mucho tiempo
porque el dueño rápidamente reconoce que el perro tiene un problema y consulta con el veterinario. Sin
embargo, si un perro no está bajo supervisión constante, ese trastorno se puede exacerbar rápidamente.
El abordaje inicial del trastorno debe incluir (además del uso de agentes antiprostáticos) un ablandador
de heces administrado con los alimentos o el uso de enemas con soluciones aceitosas.
Dificultades para orinar - El agrandamiento de la próstata puede llevar a la oclusión de la uretra. Este
es un trastorno que se presenta con frecuencia en los hombres que sufren de HBP, pero es bastante
infrecuente en los perros. Sin embargo, se ha observado en perros con agrandamiento crónico de
la próstata (Figura n° 1), en especial cuando hay otros problemas de micción concomitantes, como
insuficiencia del detrusor o una afección neurológica que afecte al proceso de vaciado. La presencia
concomitante de HBP con otras afecciones urológicas no es infrecuente en perros de edad avanzada
y su tratamiento se ve complicado por la ausencia relativa de información sobre el efecto en los
perros de los fármacos administrados a humanos para tratar los problemas de oclusión uretral. Los
fármacos indicados para el tratamiento de la oclusión uretral en humanos incluyen los antagonistas
alfa adrenérgicos 1 tamsulosina, naftopidil, prazosina, silodosina y doxazosina.
Es muy poco lo que se sabe sobre la eficacia y efectos secundarios de esos compuestos en el perro;
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si bien la mayoría de esos fármacos probablemente sean eficaces para relajar la musculatura uretral
canina y resolver la oclusión uretral, se desconoce la incidencia en los perros de efectos secundarios
como dolor torácico, insuficiencia hepática, hipotensión, disnea, parestesia, trombocitopenia y dolor
de las extremidades (todos ellos reportados en seres humanos).
Infertilidad: la razón por la que la HBP es una causa frecuente de infertilidad en el perro probablemente
sea la alteración de la bioquímica del líquido prostático (Tabla n° 1), que no proporciona un medio
adecuado necesario para la supervivencia, nutrición y motilidad de los espermatozoides. Una alteración
de ese tipo de la bioquímica del líquido prostático puede disminuir la calidad del semen y acortar el tiempo
de supervivencia de los espermatozoides o un aumento del porcentaje de alteraciones secundarias de
los espermatozoides. Además, si los quistes prostáticos se comunican con la uretra, la filtración de
sangre hacia la uretra prostática puede ser tan intensa que el semen puede aparecer completamente
rojo (Figura n° 2). Aunque la presencia de sangre en el semen generalmente se considera una causa de
infertilidad, los perros con ciertas cantidades de sangre en el semen a veces son fértiles.
Tabla n° 1
pH
Gravedad específica
Colesterol (mg/dl)
Zinc (mcg/ml)
Cobre (mcg/ml)
Hierro (mcg/ml)
Calcio (mcg/ml)
Magnesio (mcg/ml)
Promedio + DE
6,2+0,3
1,018+0,005
27,0+17,0
62,3+35,3
7,1+4,8
0,7+0,5
13,3+20,2
16,4+9,5
Rango
5,5-7,1
1,008-1,028
8,0-73,0
10,3-120,6
1,3-19,5
0-1,6
0,3-97,0
3,4-40,0
Tamaño de la muestra (N)
43
40
29
20
20
20
20
20
Composición del líquido prostático de perros normales. En caso de prostatitis, se sabe que se producen alteraciones del
pH y la gravedad específica. También pueden producirse cambios en otros parámetros, con lo cual se crea un ambiente
que no es adecuado para la supervivencia del esperma (tomado de Branam et al., 1984).
Inamación prostática
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Dolor pelviano: por lo general, la inflamación se caracteriza por hinchazón. La hinchazón de la próstata
lleva a un aumento de la presión en los tejidos circundantes, con una posible compresión de algunos de
los nervios y vesículas prostáticos, uretrales, pelvianos y de las extremidades posteriores, aumento de la
tensión de la cápsula prostática y aumento de la estimulación de la inervación simpática y parasimpática
de la próstata y la vejiga. Todos esos trastornos provocan molestias y, en ocasiones, dolor a nivel pelviano
o retroperitoneal, lo cual puede hacer que el perro no quiera caminar, saltar, levantarse sobre las patas
posteriores o montar. Generalmente, esos signos clínicos reflejan la presencia de enfermedad prostática
aguda, que a menudo se caracteriza también por signos de enfermedad generalizada como anorexia,
letargo y fiebre. Es posible que haya vómitos y se puede observar filtración de líquido por el prepucio.
Puede haber dolor abdominal caudal, que se puede localizar en la glándula prostática por palpación. La
prostatitis se puede deber a una infección bacteriana de la próstata que se origina de forma primaria
desde la próstata (quistes, metaplasia escamosa, neoplasia) o de forma secundaria a una enfermedad
Manual de la próstata ■
Capítulo II
uretral (urolitiasis, traumatismo, estenosis, neoplasia), una infección del tracto urinario, una infección del
epidídimo o los testículos, una infección a través de la flora rectal por extensión directa, o a través de
la vía hematógena o linfática. Entre las bacterias responsables se encuentran E. coli (la más frecuente),
estafilococos, Proteus sp, Klebsiella sp, Pseudomona sp y estreptococos/enterococos. Las infecciones
por bacterias anaeróbicas, hongos o micoplasma son poco frecuentes. Se han informado unos pocos
casos de prostatitis granulomatosa crónica debida a blastomicosis y criptococosis. Aunque se deben
identificar las bacterias para elegir el tratamiento antibiótico óptimo, rara vez son la causa principal de la
enfermedad, sino que son más bien un factor de complicación. En condiciones normales, la proliferación
bacteriana no se produce hasta que haya abundancia de nutrientes, (como sucede cuando se acumula
líquido prostático en un quiste prostático). Por lo tanto, la presencia de quistes dentro de la próstata es un
factor de riesgo para el desarrollo de prostatitis aguda. Entre las posibles complicaciones de una prostatitis
aguda se incluyen el desarrollo de un absceso (generalmente debido a infección purulenta de un quiste
prostático grande), ruptura del absceso con peritonitis y septicemia o la diseminación de bacterias hacia
el tracto urinario, con cistitis o nefritis. Si se produce una ruptura del absceso, una peritonitis localizada o
generalizada produce letargo, fiebre, dolor, vómitos y shock. En algunas reseñas, se observaron evidencias
de shock séptico (taquicardia, palidez de las membranas mucosas, llenado capilar retrasado y pulso débil)
en aproximadamente un 10% de los casos, mientras que el dolor abdominal caudal se observó en >70%
de los casos.
Enfermedad del tracto urinario: con la prostatitis crónica, es posible que no haya signos que se
puedan relacionar directamente con la próstata. Es posible que el perro sea llevado a la consulta
por episodios recurrentes de cistitis o por secreción uretral hemorrágica o purulenta constante o
intermitente, por hematuria o incluso por infertilidad crónica. Es posible que la próstata no provoque
dolor a la palpación, y su simetría y consistencia pueden ser variables, con áreas de tejido fibroso más
firme y áreas de tejido prostático normal. Las áreas de infección pueden ser focales, multifocales o
difusas. Si se empieza a desarrollar un absceso grande, es posible que el perro llegue a la consulta
con tenesmo o disuria. Luego, la presión en la uretra puede llevar a una obstrucción uretral parcial y
provocar distensión crónica de la vejiga, disfunción del detrusor e incontinencia urinaria por sobreflujo.
Siempre que haya signos de hiperplasia prostática, también se debe realizar un análisis de orina ya
que contribuye a descartar enfermedades del tracto urinario como causa la secreción peneana. Si
hay cistitis, se la debe tratar antes de iniciar el tratamiento para la HBP, para evitar los factores de
confusión en la interpretación de los resultados.
Fiebre, depresión, anorexia: los signos inespecíficos de enfermedad, como fiebre, depresión y falta
de apetito se pueden deber a diversas alteraciones que afectan a casi todos los sistemas. En un
perro macho entero, los diagnósticos diferenciales también deben incluir la prostatitis aguda y crónica.
Aunque la prostatitis suele acompañarse de dolor pelviano, es posible que no siempre sea así y que
la enfermedad sólo se pueda caracterizar por signos genéricos. La prostatitis crónica puede ser una
secuela de una infección aguda o se puede desarrollar insidiosamente. Aunque haya inflamación
en la prostatitis crónica, es posible que no sea lo suficientemente grave como para producir signos
generalizados. Sin embargo, la próstata inflamada puede actuar como nido para una infección del
tracto urinario y la infección prostática local se puede convertir gradualmente en un absceso.
Cómo prevenir la HBP
La próstata normal del perro macho entero aumenta de peso debido al crecimiento normal y la hiperplasia
glandular entre el año de vida y los 5 años, con un pico a los 4 años. La incidencia de la HBP aumenta
15
a más del 80% con la edad avanzada. En los perros, la involución senil de la próstata se produce a partir
de los 11 años de edad. La mejor manera de prevenir el desarrollo de HBP clínica en el perro es identificar
sus signos tempranos realizando un control regular del estado de la próstata mediante una ecografía.
En la ecografía, la próstata hiperplásica puede aparecer difusamente hiperecogénica con cavidades
parenquimatosas (lo que significa que se han desarrollado quistes intraparenquimatosos). Afecciones
como los quistes prostáticos se pueden visualizar fácilmente en los planos sagital y transversal con un
escáner de 5,0 MHz o, preferentemente, 7,5 MHz. Si se observan signos de HBP (como presencia de
quistes prostáticos o aumento del tamaño de la próstata) durante un control de rutina mientras el perro
no presenta síntomas, se debe recomendar a los dueños que presten atención al desarrollo de signos
clínicos para iniciar el tratamiento lo antes posible. El tratamiento más eficaz es la castración; tras la
intervención, el tamaño de la próstata puede disminuir hasta en un 50% en 3 semanas y en un 70% en
un plazo de 9 semanas. Dado que la involución poscastración comienza a los pocos días de la cirugía,
el profesional debe palpar la próstata del perro 3 semanas después de la operación para asegurarse
de que la tasa de involución sea normal y así descartar una enfermedad prostática más grave, como
neoplasia o formación de un absceso. No obstante, estudios recientes indican que la incidencia de
carcinoma de próstata podría ser más alta en perros castrados que en perros enteros; todavía no se
conocen por completo los motivos de esto, pero se especula que una vez que empieza la atrofia de la
próstata, las células neoplásicas que ya están presentes aumentan su tasa de crecimiento. Además,
los dueños suelen negarse a permitir la castración por motivos culturales o psicológicos. Cuando la
castración no es una opción, se pueden usar otras clases de fármacos. Existe poca información sobre
el valor de un tratamiento preventivo para la HBP en el perro. En los hombres, con frecuencia se
desaconseja el tratamiento preventivo debido a los muchos efectos secundarios que pueden provocar
los antagonistas alfa adrenérgicos 1. Sin embargo, se desconoce la incidencia de los efectos secundarios
de esos fármacos en el perro y, lo que es más importante, los antagonistas alfa adrenérgicos 1 no
son un fármaco de primera línea para la HBP canina; para este fin se prefiere indicar antiandrógenos
esteroideos o no esteroideos, o antagonistas de la GnRH.
Conclusiones
Si bien un grado bajo de agrandamiento de la próstata no debe ser motivo de gran preocupación, nunca
es posible prever con qué rapidez progresará un proceso hiperplásico específico hasta convertirse en
una verdadera HBP clínicamente evidente. Ciertamente se debe considerar que los perros enteros
sexualmente maduros presentan riesgo de desarrollar enfermedad prostática, en especial si presentan
evidencias ecográficas de HBP, como quistes prostáticos. El riesgo de que un perro adulto entero
desarrolle enfermedad prostática nunca ha sido investigado por completo y es probable que no esté
suficientemente evaluado. Se desconoce la incidencia de la infección prostática en el perro, pero se
cree que la prostatitis crónica es frecuente. Por lo tanto, nuestra responsabilidad como veterinarios
debería ser advertir a nuestros clientes sobre la gravedad de esta afección, lo sencillo que es mantenerla
bajo control y lo peligroso que puede ser ignorarla. Por ejemplo, un quiste prostático no tratado puede
ocasionar un absceso prostático. El tratamiento de los abscesos prostáticos es complicado y caro.
Además, es frecuente que no se pueda controlar una infección prostática y la aparición de infecciones
recurrentes del tracto urinario, ya que se puede volver a formar un absceso en la próstata. Se deben
volver a evaluar los análisis y cultivos de orina mensualmente durante varios meses después de
interrumpir el tratamiento inicial, y se debe palpar la glándula prostática y volver a examinar con
ecografía todos los meses hasta confirmar la resolución del absceso.
16
Manual de la próstata ■
Capítulo II
Lecturas sugeridas
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17
Capítulo III
Diagnóstico de la HBP
3.1 Estudios radiológicos de la próstata
- DELPHINE RAULT Dip. ECVDI - IMVA Cagnes-sur-Mer (Francia)
La ecografía es el diagnóstico por imagen idóneo para determinar el tamaño y las alteraciones parenquimatosas
de la glándula prostática.
Ecografía
Aspecto normal - La próstata es una glándula bilobulada, atravesada en la porción central a dorsal
por la uretra y delimitada por una cápsula. Los conductos deferentes penetran la parte dorsocraneal
de la próstata y se unen a la uretra al nivel del colículo seminal. La glándula prostática está ubicada en
posición ventral con respecto al colon y caudal con respecto al cuello de la vejiga urinaria, en posición
abdominal o pelviana. En la última ubicación, la presencia de hueso púbico afecta el abordaje con
ecografía. El uso de un transductor curvo con el perro a cuatro patas puede facilitar la visualización
de la glándula. Por lo general se utiliza una sonda con una frecuencia de 7,5 u 8 MHz. El contorno
prostático normal está bien delimitado por una cápsula delgada hiperecogénica. Los conductos
deferentes no se pueden identificar fácilmente con una ecografía. El tracto uretral aparece como una
imagen lineal hipoecogénica en secciones sagitales y como una imagen redondeada hipoecogénica
en secciones transversales. Esta referencia se puede utilizar para estandarizar las mediciones de la
glándula prostática ya que permite la identificación del plano sagital medio en el eje largo (medición de
la altura y longitud de la próstata) (fig.1a) y de una imagen transversal simétrica (medición del ancho)
(fig. 1b). El tamaño, la posición y la ecogenicidad de la próstata varían según la edad1.
Fig. 1a: plano sagital medio en el eje largo de una próstata normal.
Parénquima homogéneo ecogénico con una glándula ovalada.
Obsérvese el tracto uretral normal e hipoecogénico. Medición de la
altura (línea gruesa) y el ancho (línea fina).
Figura 1b: sección transversal de una glándula prostática normal
Obsérvese la imagen hipoecogénica de la porción central a dorsal de
la glándula correspondiente a la uretra. Medición del ancho (línea).
18
Manual de la próstata ■
Figura 2: imagen normal en el eje largo de la glándula
prostática de un perro castrado. Glándula ovalada
homogénea, hipoecogénica.
Figuras 3a y 3b: corte sagital y
corte transversal de HBP. Próstata
agrandada, redondeada, homogénea
y ecogénica.
Fig. 3a
Fig. 3b
En perros inmaduros, la glándula prostática se encuentra en la cavidad abdominal desde el nacimiento
hasta los 2 meses de edad y migra a la posición pelviana después de la ruptura de los restos uracales.
Inicialmente, el parénquima es hipoecogénico y de forma ovalada. La glándula prostática se agranda
con la madurez sexual y su ubicación se vuelve más abdominal. El parénquima presenta un patrón
homogéneo, ecogénico, con una textura de media a fina. En un estudio se hallaron correlaciones positivas
significativas entre parámetros prostáticos (longitud, ancho, altura y volumen estimado) y parámetros
relacionados con el tamaño corporal y la edad en perros sin castrar2. Por el contrario, los perros
castrados presentan una próstata pequeña, hipoecogénica y ovalada localizada en la pelvis (fig. 2).
Hiperplasia prostática benigna: La HBP es un agrandamiento benigno de la glándula prostática
asociado con hiperplasia glandular o metaplasia escamosa. Se ha demostrado que la HBP aparece
en los perros a partir de los 2 años de edad. A menudo se considera un hallazgo común relacionado
con la edad, pero puede conducir a trastornos urológicos y digestivos. Por lo tanto, la identificación y
caracterización de la HBP es importante. En un estudio, se halló que afecta a 95% de los perros de
raza Beagle sin castrar3. El agrandamiento de la próstata puede ser simétrico (fig. 3b) o asimétrico o
bien puede estar asociado con la pérdida de la forma bilobulada en la sección transversal (fig. 4).
Fig. 4
Figura 4: sección transversal de HBP. Parénquima
agrandado, hipoecogénico y homogéneo.
19
Figura 5: sección transversal de HBP. Parénquima agrandado,
hipoecogénico con pequeños quistes anecoicos (flechas).
Figura 6: sección transversal de HBP. Parénquima
agrandado, hipoecogénico con pequeños quistes y focos
hiperecogénicos (flechas).
Figura 7: sección sagital de HBP. Próstata agrandada
hiperecogénica con un gran quiste anecoico y aislado (flecha)
en el lóbulo izquierdo. HBP confirmada mediante aspiración
por aguja fina del parénquima y la cavidad prostáticos.
La glándula prostática aparece redondeada en la sección sagital (fig. 3a). La ecogenicidad puede ser
variable (fig. 3a, 3b, 4, 5, 6, 7) pero por lo general disminuye y la textura se vuelve más gruesa (fig.
4). El parénquima puede permanecer homogéneo (fig.3a, 3b, 4) pero por lo general se desarrollan
quistes anecoicos (fig. 5, 6, 7). Con menor frecuencia, se observan focos hiperecogénicos (fig. 6), que
pueden corresponder a tejido o fibrosis diseminados1. Es importante evaluar el número y el tamaño de
los quistes para el seguimiento. Las mineralizaciones no son frecuentes en la HBP. En un estudio se
demostró que en caso de HBP, se modifica el flujo sanguíneo, con aumento de la velocidad sistólica y
diastólica máxima y del tiempo promedio hasta la velocidad máxima de las arterias deferentes fuera y
dentro de la glándula4. La HBP puede complicadarse por infecciones (fig. 8). Además, en casos graves
de HBP con remodelado evidente, es bastante común incluir en el diagnóstico diferencial inflamación,
infección (fig. 7, 8) o neoplasia (fig.9). Por lo tanto, la evaluación de los ganglios linfáticos ilíacos
mediales, una aspiración por aguja fina guiada por ecografía (fig.7) o una biopsia son importantes.
Figura 8: sección sagital de la próstata. Obsérvese la
presencia de dos cavidades grandes, hipoecogénicas e
irregulares, que corresponden a abscesos prostáticos.
Figura 9: sección sagital de un tumos prostático
en un perro castrado. Parénquima hipoecogénico y
heterogéneo con calcificaciones.
20
Manual de la próstata ■
Capítulo III
Radiografía
Aspecto normal: la glándula prostática tiene forma redonda a ovalada y una
opacidad homogénea de los tejidos blandos. En una proyección lateral, el colon se
identifica dorsalmente, la superficie prostática craneana está subrayada por una
imagen de opacidad adiposa triangular alrededor del cuello de la vejiga urinaria5.
En una vista ventro-dorsal, la evaluación de la glándula prostática es difícil debido
a la superposición del hueso sacro, el colon e imágenes de heces. El tamaño
normal de la próstata se evalúa en una
radiografía lateral6. En un informe se
Figura 10: vista radiográfica lateral del abdomen caudal en el perro.
indica que la glándula prostática no debe Aspecto radiográfico normal de la próstata: opacidad homogénea de los
superar el 70% de la distancia entre el tejidos blandos, contorno craneano bien definido, presencia de imagen de
promontorio sacro y el pubis7 (fig.10). La opacidad adiposa triangular (flecha) entre la glándula prostática y la vejiga
longitud normal es de aproximadamente urinaria, altura < 70% de la distancia sacro-pubis. Altura de la próstata
1,5 veces el ancho de la glándula.
(línea gruesa), distancia desde el promontorio sacro al pubis (línea fina).
Hiperplasia benigna: HBP. La próstata agrandada se evalúa midiendo el ancho de la glándula y evaluando
el efecto de la masa en el colon dorsalmente y la vejiga en posición craneana. En las radiografías laterales
el agrandamiento suele ser moderado con HBP. Si el ancho supera más del 90% de la distancia entre el
hueso sacro y el pubis, esto suele indicar una neoplasia, un absceso o quiste grandes7. La conservación
de un borde prostático craneano bien definido probablemente se asocie con una alteración benigna o
de progresión lenta. Las pequeñas calcificaciones o bolsas de gas se pueden asociar con HBP pero son
poco frecuentes, por lo que en el diagnóstico diferencial se deben incluir infección o tumor.
La ecografía es un estudio radiológico preciso que se debe usar para evaluar la próstata y para
diagnosticar y realizar el seguimiento de la HBP y su tratamiento.
Figuras
1a, 1b, 3b, 5, 8 Unité fonctionnelle de radiologie École Vétérinaire d’Alfort Maisons-Alfort (Francia)
ATL 3500 HDI - 2, 3a, 4, 6, 7, 9 Delphine Rault Cagnes-sur-Mer (Francia) ESAOTE Mylab30 - 10
Imagerie Médicale Vétérinaire Paris XVème (Francia)
Agradecimiento: A Eddy Cauvin DVM, PhD, Cert Vet Radiol, Dip ECVS por su ayuda.
Referencias
1. Mattoon JS. Nyland TG. Ultrasonography of the genital system. En: T.G. Nyland and J.S.Mattoon, eds. Veterinary diagnostic ultrasound.
Philadelphia: WB Saunders Co, 1995: 141-164.
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3. Berry SJ, Coffey DS, Ewing LL. Effects of aging on prostate growth in beagles. Am J Physiol 1986 ; 250: R 1039-46.
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Ultrasound. 1999 Jul-Aug;40(4):408-12.
7. Feeney DA, Johnston GR, Klausner JS, et al: Canine prostatic disease: Comparison of radiographic appearance with morphologic and
microbiologic findings- 30 cases ( 1981-1985). J Am Vet Med Assoc 190, 1987: 1018.
21
Capítulo III
Diagnóstico de HBP
3.2 La citología en el diagnóstico de enfermedades de la próstata
- E. TESKE Departamento de Ciencias Clínicas de Animales de Compañía, Universidad de Utrecht,
PO Box 80.154, 3508 TD Utrecht, Países Bajos - correo electrónico: E.Teske@vet.uu.nl
La enfermedad de la próstata es frecuente en los perros. Los signos clínicos pueden ser variados e
inespecíficos. Aunque el agrandamiento prostático puede ser fácil de diagnosticar, por palpación rectal
o por ecografía o radiografía, a menudo resulta difícil evaluar la naturaleza de la enfermedad. El examen
histológico para obtener un diagnóstico definitivo requiere biopsia por excisión mediante laparotomía o
biopsia por aguja de gran calibre; la última técnica comporta riesgo de sepsis o hemorragia.
Comparada con la histología, la citología en el diagnóstico de la enfermedad de la próstata tiene
muchas ventajas. La recolección de las muestras para evaluación citológica es menos invasiva que
las biopsias histológicas. El riesgo de complicaciones por sepsis y el riesgo de siembra de células
tumorales es significativamente menor. Otra ventaja es la rapidez del método, ya que los resultados
están disponibles en menos de una hora después de la biopsia. Se han usado técnicas de lavado y de
biopsia transrectal o transabdominal para obtener muestras para exámenes citológicos.
Con la técnica de biopsia transabdominal por aspiración con aguja fina (Fine Needle Aspiration Biopsy,
FNAB), las muestras para la citología se pueden obtener mediante aspiración con aguja fina guiada
Fig. 1 Capa de células epiteliales de gran extensión en un perro con hiperplasia benigna de próstata.
Se observa una típica estructura de panal de abejas. (Foto: cortesía de E. Teske,
Universidad de Utrecht)
22
Manual de la próstata ■
Fig. 2 Capa de células epiteliales prostáticas de escasa extensión en un perro con hiperplasia
benigna de próstata. Las células tienen el aspecto típico de columnas o polígono.
(Foto: cortesía de E. Teske, Universidad de Utrecht)
por ecografía, usando, por ej., una aguja para biopsia por aspiración Menghini modificada de 10 cm y
calibre 21 (Surecut® ) con una jeringa de 10 cc1,2. El sitio de biopsia en el área paraprepucial prepúbica
se prepara para cirugía y se infiltra con anestesia local. Se realiza una pequeña incisión en la piel
para facilitar la entrada de la aguja. La aguja se dirige al área de luminiscencia en el tejido prostático,
evitando quistes o calcificaciones. Según la experiencia de este autor, no es necesario realizar pruebas
de coagulación antes de la FNAB.
Además, las muestras citológicas se pueden obtener mediante la técnica de biopsia por catéter, tal como
la describen Mehlhoff y Osborne,3 guiada por ecografía, ya que no siempre es posible proceder con la
guía a través del recto. Se introduce un catéter urinario en la uretra y el orificio del catéter se coloca en el
área prostática de la uretra y después se aspiran las células. No se realiza el lavado con líquidos durante
este procedimiento. Se han observado resultados satisfactorios con este método en perros4.
Las muestras para biopsia se extienden en portaobjetos de vidrio, se dejan secar al aire y se tiñen con la
técnica May-Grünwald Giemsa o con una de las tinciones rápidas basadas en el método de Wright.
En un estudio realizado con 77 perros con enfermedad de la próstata, los signos clínicos de las distintas
causas de la enfermedad prostática parecían ser variados e inespecíficos1. Tanto la FNAB como la
biopsia por catéter mostraron una sensibilidad moderada para la detección de carcinoma de próstata
(67% cada una). No obstante, las dos técnicas mostraron una especificidad muy alta para la detección
del cáncer de próstata (98%). Si se combinan las dos técnicas, se puede aumentar la sensibilidad. Al
combinar los dos métodos, no fue posible obtener material suficiente en solo 3 perros (3,9%). No se
observaron efectos secundarios causados por el método de la biopsia en ninguno de los 77 perros.
23
La hiperplasia benigna de próstata se caracteriza citológicamente por grandes grupos de células epiteliales,
con frecuencia en una sola capa, con una morfología celular comparable a la de las células epiteliales
prostáticas normales (Figs. 1 y 2). La cantidad de citoplasma puede estar aumentada, lo que da a las
células el típico aspecto columnar o polígonal. El tamaño de los núcleos es uniforme, son redondeados,
a menudo con un nucleolo pequeño prominente y con un patrón de cromatina granular fina. La relación
núcleo/citoplasma (N/C) suele ser baja. En la prostatitis a menudo hay cierto grado de degeneración
de las células epiteliales, mezcladas con muchos neutrófilos con o sin bacterias intracelulares (Fig 3).
También puede haber macrófagos u otras células inflamatorias nucleares redondeadas. La metaplasia
escamosa, asociada con la producción de estrógenos de las células tumorales de Sertoli o con causas
iatrogénicas, puede estar presente tanto en la hiperplasia benigna de próstata como en la prostatitis.
Se pueden observar varias células escamosas grandes con una gran cantidad de citoplasma basófilo,
sin un núcleo o con un núcleo pequeño condensado (Fig 4). La cantidad de células que se puede
observar en el líquido de los quistes prostáticos puede ser extremadamente variable. Por lo general,
solo se observan pequeñas cantidades de células epiteliales con algunas células inflamatorias contra
un patrón de fondo con un alto contenido de proteínas. En la próstata se pueden diagnosticar varios
tipos de neoplasia. Sin embargo, la mayoría de esos tumores, como el linfoma maligno y los sarcomas,
son muy poco frecuentes. La neoplasia prostática más frecuente es el carcinoma de la próstata.
Fig. 3 Las capas de células epiteliales prostáticas benignas se mezcla con varios neutrófilos, a
menudo degenerados. (Foto: cortesía de E. Teske, Universidad de Utrecht)
24
Manual de la próstata ■
Capítulo III
Especialmente con las FNAB, es fácil diferenciar esos tumores de la hiperplasia benigna de próstata. La
mayoría de los carcinomas son carcinomas escasamente diferenciados, en ocasiones, son carcinomas
de células transicionales y, en raras oportunidades, es posible que se diagnostiquen adenocarcinomas.
Se encuentran de grupos pequeños a grandes de células epiteliales muy basófilas, con muchos
criterios de malignidad, como anisocitosis, anisocariosis, nucleolos múltiples y prominentes, relación N/C
variable, figuras mitóticas anormales y un patrón de cromatina irregular y en racimos (Figs. 5 y 6). En
ocasiones, el citoplasma de las células tumorales puede contener vacuolas pequeñas o grandes, llenas
de material granular de color magenta, de origen presumiblemente mucoide (Fig. 6).
Cuando se recolecta material para citología, se debe tratar de evitar el uso de gel para la ecografía
guiada o la introducción del catéter en la uretra, ya que eso podría producir una cantidad excesiva de
material granular, que suele ser de color rojo oscuro (Fig. 7).
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Fig. 4 Próstata con metaplasia escamosa. Se observan células grandes con citoplasma azul
parcialmente cornificado y núcleos picnóticos. (Foto: cortesía de E. Teske, Universidad de Utrecht)
25
Fig. 5 Carcinoma de próstata escasamente diferenciado. Anisocitosis, anisocariosis, nucleolos
múltiples y prominentes, relación N/C variable y patrón de cromatina irregular y en racimos.
(Foto: cortesía de E. Teske, Universidad de Utrecht)
Fig.6 Carcinoma de células transicionales de la próstata. Vacuolas citoplasmáticas llenas de
material granular color magenta. (Foto: cortesía de E. Teske, Universidad de Utrecht)
26
Manual de la próstata ■
Capítulo III
Fig.7 Material granular, color rojo oscuro provocado por el gel de la ecografía, que se encuentra
entre las capas de células epiteliales y células inflamatorias en este perro con prostatitis.
(Foto: cortesía de E. Teske, Universidad de Utrecht)
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Capítulo IV
Hiperplasia benigna de próstata
La perspectiva urológica
- ARNOLD-GLOOR SUSANNE Prof. Dr. med. vet. ECAR
Vetsuisse-Faculty
Universidad de Zurich, Suiza
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La hiperplasia benigna de próstata (HBP) es un cambio
de la próstata relacionado con la edad que produce un
aumento del número de células epiteliales glandulares
(hiperplasia) y del tamaño de las células (hipertrofia),
junto con el desarrollo de pequeños quistes líquidos
intraparenquimatosos. El mecanismo fisiopatológico
subyacente es la acumulación de dihidrotestosterona
(DHT) dentro de la próstata debido a dos cambios
hormonales que ocurren en el perro macho a medida
que envejece. Con la edad, la secreción de testosterona
se reduce y, por lo tanto, el equilibrio de los esteroides
sexuales cambia en favor de los estrógenos y el 17ßestradiol induce la expresión de receptores de la DHT.
Además, con el aumento de la edad, el catabolismo de Fig. 1: epididimitis unilateral
la DHT en la próstata se reduce. Estos dos cambios
relacionados con la edad se traducen en una acumulación
de DHT, y la próstata se transforma en una “trampa” para la DHT. Debido a que la DHT tiene un efecto
trófico en el tejido prostático, toda la glándula aumenta de tamaño con el paso del tiempo. Este aumento
de tamaño relacionado con la edad afecta a la próstata de seres humanos y perros bajo la influencia de
los esteroides sexuales gonadales.
No existen diferencias entra la especie humana y la canina con respecto a la fisiopatología de la HBP.
Sin embargo, la manifestación clínica es distinta debido a la distribución diferente de los receptores
de DHT dentro de la próstata. En humanos, los receptores de DHT se expresan principalmente en el
estroma, que se encuentra situado alrededor de la uretra. El efecto trófico de la DHT en ese área, que
implica un aumento del número y el tamaño de las células, generalmente produce un estrechamiento
de la uretra con los clásicos signos clínicos.
Por el contrario, los receptores caninos de la DHT se expresan en la parte periférica glandular de la
próstata. Por lo tanto, es más probable que la proliferación relacionada con la edad en ese área produzca
presión en los órganos circundantes sin que, generalmente, tengan un efecto en la micción. En los
perros machos, el cambio estructural del epitelio glandular empieza ya a la edad de 2 años, y con el
tiempo produce múltiples quistes intraprostáticos, llenos de un líquido de transparente a ambarino que,
en una etapa avanzada, sobresalen desde la superficie de la próstata. A la edad de 9 años, en el 95%
de la próstata se encuentran quistes de tamaño variable, que rara vez producen signos clínicos.
Los signos clínicos suelen estar presentes en una etapa avanzada de la HBP, e incluyen dificultad
para defecar, heces aplanadas y con forma de “cinta”, secreción uretral intermitente amarillenta o
transparente a hemorrágica de la uretra y hematuria leve intermitente o persistente. La salud general
del perro no se ve afectada. A la palpación digital rectal, no se observa dolor de próstata, hay un
agrandamiento simétrico, y esta puede tener una superficie irregular.
En una radiografía latero-lateral, la próstata se ve como una masa de tejido blando situada en posición
caudal con respecto al cuello de la vejiga. El tamaño de la próstata es demasiado grande si el diámetro
ventro-dorsal supera los 2/3 de la distancia desde la sínfisis pelviana hasta la articulación sacroilíaca.
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En una etapa avanzada, la próstata comprime el recto y desplaza la vejiga urinaria en dirección
craneana. En la ecografía, la próstata se ve de normal a hiperecogénica y se pueden observar quistes
hipoecogénicos de tamaño variable.
En los perros machos, la porción distal de la uretra está poblada por bacterias. Cualquier cambio
patológico en el área de la uretra, próstata y/o vejiga urinaria favorece una infección ascendente.
La presencia de quistes llenos de líquidos predispone al animal a una infección bacteriana, lo cual
puede causar una prostatitis aguda o crónica o formación de abscesos prostáticos. A través de los
conductos excretores de la próstata se secreta líquido constantemente hacia la uretra, que fluye en
dirección retrógrada hacia la vejiga entre micciones. Lo mismo sucede con el líquido seminal, que se
sereta constantemente a través del conducto espermático hacia la uretra. Se presume que también
se produce el proceso inverso: algo de orina ingresa en los conductos excretores prostáticos y en
los conductos espermáticos durante la micción. Eso explica por qué es poco frecuente que un único
órgano sea colonizado por bacterias. La mayoría de las veces se produce la combinación de dos o
más infecciones, como cistitis, prostatitis, epididimitis y/o orquitis, todas provocadas por la misma
bacteria. Por lo general son bacterias ubicuas; y por orden decreciente de frecuencia, son estas:
E. coli, estafilococos, estreptococos, Klebsiella sp, etc.
Desde la perspectiva anatómica, es evidente que cuando hay una infección bacteriana de un órgano del
tracto urogenital, es importante examinar los otros órganos. Un diagnóstico temprano de una infección
del tracto urogenital es decisivo para que el tratamiento médico tenga éxito. En cuanto se forma un
absceso dentro de la próstata, la intervención quirúrgica es inevitable. Desafortunadamente, la cirugía
prostática a menudo produce incontinencia urinaria, que es difícil de controlar en los perros machos.
A partir de los antecedentes, los resultados de análisis de orina y sangre y los hallazgos clínicos o
ecográficos, se puede establecer un diagnóstico de presunta HBP. Para confirmar el diagnóstico, se
necesita un examen citológico del líquido prostático o la histopatología de una biopsia prostática, pero en la
mayoría de los casos eso no es necesario. La porción prostática de la uretra es de especial interés para el
urólogo ya que es la principal responsable de mantener la continencia. Al parecer, la porción membranosa,
ubicada distalmente, también contribuye a la continencia. Sin embargo, el registro de perfiles de presión
uretral en perros machos continentes e incontinentes debido a incompetencia del esfínter uretral sugiere
que la porción membranosa no afecta la continencia. En perros incontinentes, la presión uretral máxima
de la porción membranosa fue igual a la de los perros continentes.
Por lo tanto, para la presión del cierre uretral, es fundamental que
la próstata reciba la influencia de la testosterona. Se sabe que en
los perros machos enteros con incompetencia del esfínter uretral, la
afección se deteriora después de la castración.
A diferencia de las hembras, los perros machos con incontinencia
urinaria causada por incompetencia del esfínter uretral no
responden bien a las sustancias alfa adrenérgicas. Para esos casos,
el tratamiento preferido es la inyección endoscópica de colágeno.
Después de realizar una laparotomía caudal y una cistotomía, el
colágeno se inyecta circularmente en la submucosa de la uretra
prostática, formando elevaciones en forma de almohadillas en el
sitio de inyección. Es importante aplicar las inyecciones en el área
de la próstata, la principal región responsable de la incontinencia.
Durante la endoscopía, se puede usar el cúmulo seminal para la
orientación, ya que este sobresale hacia la luz de la uretra en el
centro de la próstata. Los perros machos enteros con incontinencia
por incompetencia del esfínter uretral deben ser castrados 3
semanas antes de aplicar la inyección de colágeno, para minimizar
Fig. 2: orquitis
el riesgo de una prostatitis iatrogénica.
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Capítulo V
Importancia de la revisión de la próstata
durante el examen del perro geriátrico
- CLAUDE MULLER Docteur vétérinaire
Consultation de gériatrie, ENVA
Clinique vétérinaire Saint-bernard, Lomme (Nord)
La consulta geriátrica es el momento de realizar una revisión completa del estado general del animal.
Por lo tanto, es necesario realizar un examen completo y sistemático cuando empieza la edad geriátrica
(cuando la edad supera los 2/3 de la esperanza de vida). Esa evaluación clínica exhaustiva se debe
realizar independientemente del propósito de la visita, y debe incluir un chequeo geriátrico. Al finalizar
el examen clínico, el profesional clasifica sus conclusiones clínicas en orden de importancia para
optimizar la elección de otros análisis complementarios.
Fig. 1: importancia del examen rectal para evaluar
el estado de la próstata
El objetivo de la consulta geriátrica es, ante todo, la prevención, es decir, detectar las enfermedades cuando
su expresión clínica es poco clara, o incluso nula, desde el punto de vista del dueño. En el perro macho, los
trastornos del tracto urogenital y en particular los de la glándula prostática son un ejemplo típico de una
evolución clínicamente imperceptible (1 cada 10 perros en la consulta geriátrica). En las primeras etapas
de la enfermedad, es realmente difícil para el dueño notar los síntomas urinarios funcionales (hematuria
microscópica, polaquiuria asociada a la marcación de territorio o que pasa completamente desapercibida
si el perro vive fuera de la casa). Por lo tanto, es necesario realizar un chequeo clínico completo del animal
durante la consulta geriátrica ya que, inicialmente, no se requieren técnicas específicas.
En algunos casos, los antecedentes y los comentarios de los dueños pueden ser un buen método para
sospechar una infección urinaria. Incluso sin evidencia de signos clínicos, la exploración del tracto
urinario es imperativa:
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- Evaluación del prepucio y el pene: destacar el goteo de sangre o ptosis del prepucio
- Palpación abdominal: evaluación completa que incluya riñones, vejiga y próstata (si se encuentra
en posición abdominal). Se debe tomar nota de cualquier alteración de forma, tamaño, textura o la
presencia de dolor.
- Palpación testicular: fácil de realizar; la asimetría de los testículos o una textura anormal son una
presunción fuerte de tumor. Es posible que tenga relación con un problema prostático.
- Examen rectal: es la mejor manera de realizar un primer abordaje clínico de la próstata. El
agrandamiento de la próstata o la presencia de asimetría, forma o textura anormales (saco de líquido)
o dolor proporcionan indicios sobre el órgano y su interacción con los órganos que lo rodean. También
es posible realizar una revisión ventral de una parte de la uretra proximal y una revisión dorsal de
la porción caudal del arco lumbar (ganglios linfáticos) y el margen anal. El examen rectal es fácil de
realizar y aporta mucha información.
- Análisis de orina: la recolección de orina y su análisis es una parte integral de la evaluación clínica de
la próstata. Es fundamental realizar un análisis de orina simple, no invasivo y barato. La recolección
de orina se puede hacer durante la micción espontánea o con cistocentesis para evitar la presencia
de hematuria por el pasaje de la sonda.
Cuando se terminan de recabar los antecedentes y se finaliza el examen clínico, se puede sospechar
un trastorno de la glándula prostática (independientemente del propósito de la consulta) que lleve a
decidir la realización de otros análisis específicos necesarios para el diagnóstico. Si los problemas
prostáticos no fueron el motivo de la consulta, la evaluación clínica completa y rigurosa permitirá
discutir los exámenes complementarios. Esto no sólo producirá satisfacción intelectual sino que además
facilita la justificación de los exámenes adicionales, como se acostumbra ahora. Por tanto, el dueño
de la mascota aceptará con más facilidad los análisis secundarios, ya se ha observado una alteración
clínica. Más aún, en la medicina humana son bien conocidas las consecuencias clínicas de la próstata.
A menudo, los dueños están dispuestos a escuchar cuando se trata de su perro, y eso lleva a una
discusión fluida y a un consentimiento manifiesto. Sin embargo, como la incidencia de los tumores
es menos frecuente en los perros que en los seres humanos, se debe destacar especialmente las
afecciones benignas de la próstata.
La decisión del tratamiento se basa en los hallazgos clínicos y también en los estudios radiológicos
(lesiones prostáticas y alteraciones asociadas). Es esencial ponderar los hallazgos clínicos y de los
estudios por imágenes antes de iniciar el tratamiento. La hipertrofia prostática benigna (HBP) es
una afección muy frecuente en los perros ancianos.
Puede ser difícil iniciar un tratamiento cuando el
perro no muestra síntomas y sólo se detectan signos
positivos de la enfermedad (examen clínico y análisis
de orina). No obstante, la HBP predispone a otras
complicaciones, como prostatitis y quistes prostáticos.
En términos generales, los tratamientos actuales para
los trastornos prostáticos son bien tolerados por los
perros geriátricos.
Fig. 2: el análisis de orina simple y no invasivo
es fundamental
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